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Friday, March 12, 2010

ESPAÑA MOROCO MISMA COSA (II)


Pocos españoles lo reconocerán, pero, a mi modesto entender, España y Marruecos se parecen considerablemente. Y, dentro de España, sobre todo Andalucía, por la sencilla razón que de Málaga salieron en 1485 y de Granada siete años más tarde después de más de siete siglos. Vale, ya han pasado más de 500 años desde que se largaron (o los echaron para ser más exactos), pero algo queda, por no decir mucho. Vamos, que somos medio hermanos separados por el estrecho.
Lo que más me recuerda a Marruecos es la manera de conducir: el poco respeto por las señales de tráfico, la impaciencia, los pitidos interminables haciendo notar nuestro disgusto. En Marruecos se conduce peor, mucho peor, pero en España tenemos mucho que aprender todavía.
Esto me lleva a la falta de respeto por las reglas, típico de pueblos bárbaros: los pueblos civilizados, humanos en definitiva, tienden a respetar las reglas impuestas por ellos mismos para hacer la convivencia medianamente soportable, cívica y no convertir nuestras ciudades en meras selvas amazónicas. Pero en España y Marruecos carecemos de esa urbanidad, del cumplimiento de unas pautas que nos hacen más humanos y menos animales. Despreciamos las señales de tráfico, hablamos en el cine,el teatro, en el tablao flamenco, tiramos la basura a la calle en lugar de a los contenedores, paseamos a los perros por las aceras y no recogemos la caca,etc.
La suciedad es algo muy característico:mientras mantenemos nuestras casas como los chorros del oro, limpias como una patena y las enseñamos pavoneándonos, cuando traspasamos el umbral de la puerta para afuera, nuestro celo higiénico se relaja y nos permite guarrear el espacio público, el de todos. Tiramos papeles en el portal del bloque, escupimos en el ascensor, los perros se cagan dejando la acera como un campo de minas, depositamos la bolsa de basura al lado del contenedor por no abrirlo (en mi bloque incluso hay uno que tira la basura desde su ventana a la calle), dejamos las latas, botellas en la playa o el campo, lavamos el coche en el río con mistol, etc. Es una falta de sensibilidad hacia lo público propio de bárbaros.
Esto enlaza con la corrupción, que en Marruecos es incluso mayor que en España, que ya es difícil. Es una corrupción generalizada, intrínseca en el ciudadano, que se ha practicado durante siglos, bien enraízada en los ayuntamientos y empresas que hacen posible disparates como el de la Costa del Sol, donde cientos de miles de viviendas se han construido sin los permisos necesarios con la anuencia de alcaldes, concejales, abogados, notarios, constructores, bancos, empresas del agua, luz, etc. Es una auténtica trama que sería impensable en un país civilizado y en el que rodaría la cabeza incluso del presidente del gobierno y que aquí se ha resuelto con las detenciones de varias decenas de personas.Una corrupción no muy mal vista ni penalizada propia de países y de ciudadanos con poco o ningún espíritu democrático que se sienten por encima de la ley, por encima de esas reglas de las que hablaba antes, insensibles hacia el sufrimiento ajeno que en el caso de las viviendas ilegales son los compradores de buena fe.
Lo que a mí me extraña mucho es que, a pesar de que conozco a muchísimos españoles que han estado en Marruecos, a ninguno, repito, ninguno, les haya disgustado. Es más, todos hablan maravillas, se deshacen en elogios, por su gente, su cultura, sus paisajes, etc. Me resisto a creer que a todos les haya gustado Marruecos tanto y que no encuentren ninguna falta,especialmente entre las chicas, tal como la de la suciedad, el machismo, los sobornos, esos marroquíes buitres que se comen a las chicas con los ojos, las siguen hasta el punto de acosarlas sabiéndose impunes porque están en un país extranjero donde la mujer no tiene tanto derechos como el hombre. Muchas de estas chicas son muy feministas en España, pero en Marruecos bajan la guardia de la igualdad y "comprenden" el machismo marroquí. En fin, ellas sabrán.

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