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Wednesday, July 19, 2006

Emilio "el yesero"

Emilio es yesero de profesión, o sea, que es el tío que pone yeso en las paredes y techos de nuestras casas y que luego queda tan bonito. Es yesero y de los buenos, profesional como la copa de un pino, serio a la hora de trabajar y que no admite bromas durante el turno de trabajo.
Mi padre solía llamar a Emilio siempre que le hacía falta un yesero,fundamentalmente por las razones expuestas, y Emilio no se hacía de rogar porque él sabía que iba a ganar un buen dinero; porque eso sí, cobrar, cobraba bien.
Emilio vivía ( y supongo que aún vive) en "la esquina del gato", barrio chungo donde los haya pero que demuestra que también hay gente honrada en esos barrios. Ahora rondará los 60, no más de 1.55 m. de altura, bigotazo para tapar una dentadura con muchas faltas y un vozarrón que para sí quisiera el Plácido DOmingo.
Recuerdo las tardes que se pasaba por mi casa a cobrar y ya de camino se tomaba unas birras, en las que no paraba de hablar con una gracia increíble y nunca nos aburríamos, y cuandos e iba nos quedábamos con ganas de más.
De él conservo algunas de las frases más ingeniosas que he escuchado y que todavía hoy cuando salta la ocasión las suelto como pequeño homenaje; una vez, hicimos una paella para celebrar la terminación de una casa, y al estar todos alrededor de la misma, dijo:"eheheh, cucharón y paso atrás" o como cuando me dijo muy serio que sus suegros llevaban 40 años sin hablarse, y al preguntarle yo el motivo, respondió: "es que mi suegro es sordo". O la historia de cuando se fue a Suiza a trabajar en los años 60 y cada vez que estornudaba su jefe le decía "Jesus" y él le respondía "tus muertos" porque no sabía español y porque era un hijoputa como jefe.
Recuerdo un día que me trajo desde Chipiona hasta mi casa en su coche, y yo no he pasado tanto miedo en un viaje en mi vida; era un suicida conduciendo, jaleado por su mujer "Emi dale que no vas el primero", le decía la tía, y sus hijos sentados tan tranquilos como si fuera lo más normal del mundo ir a toda pastilla e intentar adelantar todo el rato.
A pesar de que era muy bromista, a la hora de trabajar nunca bromeaba, y siempre iba con el cigarrillo negro en la boca trabajando como un negro.
Estaba orgulloso de su trabajo, que para él era lo más importante junto con su familia, a la que adoraba y ayudaba como todo bien nacido debe hacer. Hablaba mucho de su hijo pequeño, que a la edad de 14 años ya era más alto que su padre( cosa que no es muy difícil) y él a cada momento lo mencionaba.
Bético hasta la médula, como sólo los béticos saben serlo, por su culpa un día no me pegan una paliza los hinchas del Betis cuando el día antes de la final de la Copa del Rey Betis-Barça del 97, en la feria de San Juan de Aznalfarache, yo, con una borrachera que no me tenía en pie, cogía la bufanda del BEtis y me limpiaba el culo, sólo para hacerlo rabiar, y él decía:"que doy la voz de alarma", y lo peor es que la daba.
Un hombre pequeño de estatura pero valiente como pocos y con una confianza en sí mismo para salir adelante digna de admiración; sin complejos, sin prejuicios, bromista pero sin pasarse, sin dobleces, en fin, una persona como pocas; y os juro que a pesar de lo feo que es, las mujeres se volvían locas por él gracias a esa personalidad arrolladora que tiene.