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Wednesday, March 31, 2010

LAS VÍSPERAS SICILIANAS


He terminado un libro intitulado como aparece arriba. No se lo recomiendo a nadie que no sea un apasionado de la Historia dado su complejidad argumental y su enorme cantidad de personajes de las distintas familias reales de la segunda mitad del s.XIII. Fue escrito por un maestro en la Edad Media, famoso por sus Historias de las Cruzadas, sir Steven Runciman, inglés que vivió a lo largo del s. XX. Voy a intentar resumirlo lo mejor posible teniendo en cuenta la complejidad del mismo y mis evidentes limitaciones, pero no me resisto a intentarlo porque, según el gran Runciman, fue un hecho clave durante la Edad Media que alteró el destino de naciones y de instituciones mundiales.
La historia narra la epopeya del pueblo siciliano, formado por gentes valientes, independientes y salvajes si pintaban bastos. Sicilia era parte del Imperio Romano centroeuropeo, en manos de los Hohenstaufen hasta 1250, año en el que murió Federico II . El papado quería imponer un candidato a la corona que debilitara a la familia alemana, que ya había elegido al hijo de Federico, Manfredo, como heredero de la parte italiana de los dominios del padre. La iglesia romana, en manos del Papa francés Urbano IV, buscaba desesperadamente un candidato entre las cortes europeas hasta que dio con Carlos de Anjou, de Francia.
Carlos era un gran hombre por su inteligencia, su riqueza y su capacidad de mando, pero le perdía su desmedida ambición. Aceptó gustoso la oferta papal y se presentó en Italia con un poderoso ejército arrebatando ciudades a los enemigos del Vaticano, los gibelinos. Aliado con los güelfos, se apoderó de Roma, de Nápoles y de ahí a Sicilia a tomar posesión del territorio. Carlos se creía el heredero de los príncipes cruzados, por eso toda su vida tuvo la ilusión de conquistar Constantinopla, unir las dos iglesias cristianas y expulsar a los árabes de los lugares santos. Aplazó ésta empresa hasta cuatro veces por diferentes motivos hasta que la muerte le sorprendió. Consciente de su poderío, despreció a sus enemigos, sobre todo a los sicilianos y a la corte de Aragón, olvidando que su alianza podría destruirlo.
Otro error capital de Carlos fue el de imponer funcionarios franceses en toda Italia, especialmente en Sicilia, donde se incubaba un odio visceral contra esos extranjeros que gobernaban su país y los exprimían de sus cosechas, animales y dinero. Descuidó a Sicilia, a la que sólo visitó un vez en 20 años, permaneciendo casi siempre en Roma y Nápoles.
En el campo de batalla, hasta las vísperas, era invencible: batió y ejecutó a Manfredo y a su sucesor Conradino (éste era el último representante de la casa Hohenstaufen y fue decapitado en Nápoles, en la Plaza del Huevo) en sendas victorias inapelables, y cuando se produjeron las vísperas, el 30/03/1282, en Palermo, no le dio importancia. Las crónicas cuentas que un grupo de soldados se propasaron con unas chicas sicilianas enfrente de una iglesia que hicieron explotar la indignación del valiente pueblo siciliano convirtiendo la isla en una pesadilla para todo aquel que fuera francés. Más de 2000 franchutes fueron masacrados dentro de la isla, y cuando Carlos mandó un ejército para retomar el control, chocó con la Corona de Aragón y Roger de Lauria, el gran almirante italiano a sueldo primero de Jaime I y luego de su hijo Pedro. Pedro de Aragón estaba casado con Violante de Hungría, hija de Manfredo y por eso entró en la disputa de parte de los sicilianos. Tuvieron la suerte de contar con Lauria, el almirante que derrotó una y otra vez a la flota francesa no sólo en Italia, sino también en las costas catalanas porque los franchutes atacaron en Italia y en España(llegaron incluso a tomar Gerona).
Pasaron los años, Pedro y Carlos murieron en 1285 y la guerra la continuaron sus hijos. La Corona aragonesa demostró tener mejores prestaciones de las que se le suponían y no sólo expulsaron a los franceses de Sicilia, sino de todo el sur de Italia, incluyendo Nápoles.
Finalmente, en 1302 se firmó una paz por la que los franceses cedían Sicilia y Cerdeña (de ahí "las dos sicilias") y los aragoneses les cedían el sur de Italia.
Más de 300 años después, un rey francés amenazó a un embajador español con:" desayunaré en Milán y comeré en Roma" (en aquel entonces eran posesiones españolas) y el embajador replicó:" entonces llegará sin duda a Sicilia a tiempo para las Vísperas".
Posdata: me recuerda mucho a la invasión napoleónica de España, en la que los ejércitos españoles fueron vencidos una y otra vez y el pueblo español, valiente, unido y asalvajado se rebeló y convirtió la piel de toro en una pesadilla para el francés. Qué contraste con los civilizados pueblos alemanes, holandeses y austríacos que, una vez vencidos sobre el campo de batalla, aceptaban humildemente la superioridad francesa y se dejaban gobernar mansamente.

Tuesday, March 30, 2010

LOS DUROS ANTIGUOS


La semana pasada me acabé de leer una novela bastante mal escrita, aburrida por la abundancia de metáforas simplonas y pesadas. Sin embargo, la historia real sobre la que se basa la novela me parece, a mi modesto entender, de un interés extraordinario.
Se trata de la vida del llamado "último pirata europeo", Benito Soto Aboal, gallego de nacimiento, nacido a principios del XIX. En las rías de su tierra , de chaval y junto a un tío suyo, se dedicó al contrabando de toda clase de mercancías y que ya por aquel entonces se practicaba. Ya veinteañero, se enroló en un barco negrero brasileño, "El defensor de Pedro", que transportaba esclavos desde la costa africana occidental hasta las colonias americanas (principalmente Cuba y USA). Después de un tiempo realizando este trabajo, Benito y parte de la tripulación se amotinaron, se apoderaron del barco y se dedicaron a la piratería. Sería una época corta, sanguinaria y memorable. Se dirigieron inmediatamente desde la costa africana hacia la Isla de Ascensión, una islita a mitad de camino entre África y América. Allí se mantuvieron al pairo hasta que divisaron su primera víctima, el "Morning Star", una fragata inglesa con ruta entre Ceylán y Londres. Era el 19/02/1828. La locura asesina de los piratas se desató sin ataduras y el barco sufrió las consecuencias. Hombres con la cabeza tiroteada, mujeres violadas, vejadas y golpeadas, todas las propiedades saqueadas, incluyendo un par de cofres con monedas de oro procedentes de la colonia británica. Luego, para no dejar testigos, encerraron a los supervivientes en una cámara e hicieron varios agujeros en el sollado para que el barco se hundiera él solito a las pocas horas. Ahí cometieron un gran error por suerte los piratas porque los prisioneros pudieron escapar de la cámara y tras interminables fatigas y privaciones pudieron llegar a Londres un par de meses después.
La caza sangrienta del barco pirata, bautizado ahora como "La burla negra", no había hecho más que comenzar. Su siguiente presa fue el "Topaz", sólo diez días después, una fragata yanki que explotó por los aires tras una dura batalla. De los 22 marineros de la tripulación, sólo sobrevivió uno que fue tomado como rehén. Durante el mes siguiente, atacaron, saquearon y mataron a destajo a la tripulación de los siguientes barcos: "Cessnok", "Sumbury", "Ermelinda" y "New Prospect". Habían seguido una ruta hacia el norte y después de la última presa se dirigieron a La Coruña, donde intentaron vender la gran cantidad de mercancías que habían ido acumulando. Se pudieron deshacer de casi todo menos de los dos cofres de monedas del "Morning Star", que el sanguinario Benito pensaba quedarse para sí para disfrutar de una jubilación que ni el director general de la SGAE. Pero ya las cosas estaban torcidas, había demasiados gallos en el mismo corral, las disensiones e insidias entre los piratas eran notorias y, para más inri, "La burla negra", bautizada otra vez como "El defensor de Pedro" para despistar a las autoridades, hacía agua por todos lados. Benito ordenó embarrancar en lo que él pensó que era el Cabo de Trafalgar, y una vez ahí repartir el tesoro y largarse cada uno con viento fresco. Pero les fallaron los cálculos y vararon en una playa cerca de Cádiz, a la vista de mucha gente. Cuando llegó la noche enterraron el tesoro en la playa más cercana con la intención de recuperarlo más adelante y se dispersaron por la costa. Fueron cayendo como moscas. Todos fueron capturados en la capital porque daban más el cante que un heavy en un concierto de Pimpinela. Todos a excepción del peor, Benito Soto, que fue a Gibraltar a cobrar una letra de cambio y allí fue pillado.
Ahora viene lo mejor: las condenas. Los diez pillados en Cádiz, ahorcados, descuartizados y sus cabezas expuestas en escarpias a la orilla del mar. Y para Benito en el peñón, lo mismo más arrastramiento del cuerpo por añadidura.Se lo tenían merecido. Hoy día no pasarían de los 20 años a la sombra, pero en 1830 no se andaban con tonterías con esta clase de asesinos.
Los cofres siguieron enterrados más de 70 años hasta que unos pescadores gaditanos encontraron unas monedas antiguas en la playa tras un temporal. La voz se corrió como la pólvora (toma topicazo) y todo Cádiz se echó a la playa a por las monedas de oro. Durante el carnaval del año siguiente, 1905, "El Tío de la Tiza" compuso una letrilla que tanto dio que hablar...

Monday, March 29, 2010

CONSECUENCIAS


El diablo, incansable, acecha tras cada esquina, esperando su oportunidad para hacer lo que mejor sabe, el mal. La vida, antaño como hogaño, está llena de piedras en el camino, que la convierten en una carrera de obstáculos que no siempre se pueden salvar. A veces, las más , tropezamos, trastabillamos, caemos incluso, pero, más tarde o más pronto, más o menos magullados, nos levantamos y seguimos nuestro camino. Aunque hay otras veces, pocas, pero sucede, que nos caemos al intentar saltar una valla y no damos en tierra firme, sino que nos despeñamos al vacío. Porque el camino de la vida no es uniforme, sino que a veces es ancho y llano, fácil de caminar hasta para un ciego, pero otras veces tiene trechos muy estrechos, sinuosos que discurren por un precipicio insondable sin retorno. Incluso los más fuertes, los más listos, los más ricos, no están a salvo de resbalar hacia el abismo para no volver nunca más. Es obra del diablo. El diablo se presenta de muchas formas, tiene muchas caras: máquinas tragaperras, botella de" agua de fuego", velocidad desmedida en la carretera, violación, etc. El diablo no es que sea listo, pero es persistente, incansable, inasequible al desaliento, y prueba y prueba hasta que encuentra a una víctima, la engaña y le pega el empujoncito hasta el abismo.
Creo sinceramente que esta vida que nos ha tocado vivir, está llena de peligros, igual o más que cualquier otra. Nuestra soberbia, amiga inseparable de la ignorancia, nos hace creer que disfrutamos de una seguridad nunca jamás alcanzada. Que en la Edad Media estaban constantemente matándose, que en el Imperio Romano no hacían otra cosa que guerrear. Mentira. Esta época es la peor, la más peligrosa, por lo menos para los inocentes, niños, madres y padres de bien. Creo que nuestra época, si se estudia dentro de 500 años, será recordada como una época de maldad, locura, destrucción, guerras, hambre, sed, accidentes de tráfico. Un lugar poco apetecible para vivir. Tal y como recordamos ahora mismo las invasiones bárbaras que precipitaron el fin del Imperio Romano. Algo así como la Tierra de Mordor, donde habita el MAL, poseedor de poderosos ejércitos y ansioso por extender su ponzoña por todo el orbe.
Se puede comprobar en los accidentes de tráfico. Puedes ser el mejor conductor del mundo, respetar las señales, no rebasar los límites de velocidad, no salirte de tu carril, que te verás impotente no sólo de tu destrucción, sino la de tu familia si el diablo se fija en ti. La probabilidad es baja, ya lo sé, pero todos conocemos a alguno que se ha matado en la carretera (o que no está leyendo esto porque no está entre nosotros), o que se ha quedado inválido, por culpa de la puta carretera, la puta velocidad, que un niñato harto de cubatas y pastillas se la pegue contra tu coche cargado con tu mujer, marido y tus niños.
Siento el mal rollo, pero mi amigo Redouan se la ha pegado contra una fila de coches en la carretera, y, aunque no ha sufrido grandes daños ni él, ni su mujer ni su simpatiquísima niña de doce años, ayer, cuando me lo contaba, no he podido por menos pensar qué hubiera pasado si se hubiera matado alguno, o si no hubiera frenado porque estaba distraído. También pensé que es una cuestión de tiempo. Redouan me lleva diez años, y como el diablo es pertinaz, pienso cuándo, dónde, qué consecuencias sufriré cuando llegue mi turno. Porque estoy seguro de que sufriré un accidente, la cuestión es la gravedad del mismo. Escribo con el corazón compungido maldiciendo la cochina época que me ha tocado vivir.

Saturday, March 27, 2010

EL TIMO DE LA ESTAMPITA


Lina Morgan lo bordó en una película malísima que ahora mismo no me acuerdo cuando engañó a un cateto sobreactuado de la España de los 60. Lo mismo ha pasado con la deuda histórica, aunque en este caso de Lina Morgan hace Zetaparo y de cateto con chaqueta de pana y boina el conjunto de todos los andaluces.
Es el sino de la región sureña de España. Porque ya el hecho de mendigar una subvención estatal para paliar el subdesarrollo de Andalucía es humillante. Porque no nos olvidemos que el motivo de la deuda allá por el año 81 era ése, mitigar el atraso secular andaluz. Si había dudas en el resto de España sobre nuestro carácter, se confirmaron con la prebenda. Flojos, pedigüeños, mendicantes y demás lindezas nos endiñaron a los andaluces, no sin razón. Nosotros tenemos gran parte de la culpa, porque cada país, región o incluso persona tienen lo que se merecen. Pero no toda: los catalanes y vascos, que tanto se quejan de Franco (no nos dejaban hablar nuestro idioma, lloriquean), fueron inundados de fábricas por el dictador para tenerlos contentos y calladitos. Si la bolsa sona...Nadie dice nada de eso. Mientras millones de andaluces se veían abocados a dejar sus casas, sus vidas atrás para arribar a los arrabales de Barcelona ( Marsé y su Pijoaparte saben algo de eso en el Montecarmelo) porque el generalillo no invertía ni un euro donde más falta hacía, los catalanes y vascos, además de las fábricas, recibían cantidad ingente de mano de obra barata, poco cualificada y conformista, acostumbrada durante generaciones al zi zeñó bajando los ojos. Porque, ¿ a cuento de qué están las fábricas de SEAT en Mataró, la Phillips, la Ford en Valencia, y cientos más que se asentaron en los 60 y 70? ¿Quién si no el enano del Ferrol accedió a que esas empresas poderosas se instalaran siempre en los mismos sitios, fomentado la inmigración desde los lugares empobrecidos y el enriquecimiento del norte?¿Qué hubiera pasado si el muñequito de futbolín hubiera tenido un sentido de la igualdad entre regiones y hubiera colocado todas esas empresas en Andalucía, Extremadura, Murcia? Seguramente, las diferencias se habrían limado, haciendo de España un país más justo y equitativo. Habrá quien piense que en el sur esas fábricas se habrían echado a perder, bien por falta de demanda, por bajas laborales durante el Rocío o la Virgen de la Cabeza. Puede ser que tengan razón.Pero hubiera sido lo justo para detener la sangría sureña en personas, talento y dignidad. Entre otras cosas, por eso admiro tanto a los USA. Texas era paupérrima a mediados del siglo pasado. Con una política integradora, les endosaron toda la industria aeroespacial (léase Cabo Cañaveral, Houston, tenemos un problema) lo que supuso un empujón definitivo para su despegue hasta las cotas de hoy día.
El caso es que la deuda histórica se la fueron pasando por la entrepierna Felipito durante 14 años y Ánsar otros 8 hasta que a Zetaparo no le queda otra que ajustarla después de pegarse 8 añitos reclamándola ante el parlamento andaluz. Pero como no hay dinero en la caja, nos la pegan con el timo de la estampita. Un sobre que parece lleno de dinero y que cuando lo cogemos y lo abrimos a solas, relamiéndonos de nuestro pelotazo, nos damos cuenta de que son estampitas, o más bien, títulos de solares devaluados que pasan de la administración estatal a la autonómica.
Ahora imagínate a Montilla, el catalán que emigró desde Iznájar a los 11 añitos, recibiendo esa prebendita. Pa jartarse de reir. Se la tira en la cara a ZP, a Cháves y al Papa de Roma si hace falta. Si la aceptara, tendría que salir de Cataluña él, su mujer y sus niños del colegio alemán corrido a barretinazos. Pero Andalucía es diferente. Aquí nos la endiñan por detrás, y encima damos las gracias. Unos pocos solares devaluadísimos, por valor de ciento y pico millones de leuros, han sido inflados hasta los 500 millones y pico; un poco de calderilla para que los consejeros puedan seguir yendo a las comilonas de marisco en el coche oficial con chófer; con el agravante de que los solares ya estaban aquí, en nuestra tierra. Asunto resuelto. Hemos puesto el culo, la cama, y encima hemos pagado porque nos enculen.
Mientras tanto, el califa Chávez, que se largó a la francesa tras 20 años de califato, en Madrid con el futuro bien asegurado (y el de toda su familia, incluido su hija la de los 10 milloncetes del ala), su Palacio de Versalles rosa terminado ( notar la diferencia, como dice el gran Paco Rosell con el Premier británico, que vive en una casa adosada en Londres), y aquí no ha pasao ná y callaito que la Semana Santa y la feria ya están aquí.

Wednesday, March 24, 2010

COSITAS DEL FEISBUK (III)

El feisbuk es un filón para los cotillas infatigables como yo, y mi pasión son los progres; no lo puedo evitar. Aquellos cuyo libro de cabecera es El Capital (aunque nunca lo hayan leído porque es un pestiño infumable), tienen pósters del Che o Fidel en el dormitorio a los treintaytantos, critican a los yankis mientras comen en el Mcdonals llevando jeans y escuchando en el ipod Bruce Springsteen comentando que Avatar es un peliculón, son mi debilidad. Y estos progres han encontrado en el feisbuk un campo sin vallas por el que correr desnudos gritando al viento qué felices son y qué contentos están de haberse conocido. Por ejemplo:
No a la casilla en la renta para el sostenimiento de la Iglesia
En principio respetable grupo porque cada uno hace lo que le da la gana con su mony. Pero clicas dentro y el lema reza:"no a la casilla para los pederastas y lesbianas mal folladas". Ninguna razón del porqué no deberías destinar tu dinero a las iglesias, se limitan a insultar de esa manera a todos los curas y monjas. Pienso en esos curitas de arrabal de ciudad, de barrio pobre, en esa monjita en Senegal que lleva 30 años allí, y se me cae el alma a los pies. En su país, así le reconocen su labor. De esto, a quemar una iglesia, a insultar un par de hermanas caminando por la calle, ¿Cuánto va?. La secta tiene más de 34.000 miembros que piensan que los curas son unos pederastas y las monjas unas lesbianas mal folladas, y entre ellos habrá seguro ecologistas que se preocupan por el futuro del lince ibérico y la paz mundial y feministas radicales que abogan por la diversidad sexual; pero nadie dice ni mú ( nunca mejor dicho ) ante estos insultos a seres humanos. Se hace cansino el tema de la pederastia ya. Para los analfabetos simplones, cuya coeficiente intelectual no es mayor que el de un niño de 5 años, el que un cura sea pederasta les da carnaza para encasillar a todo el clero. Son así de simplones, qué le vamos a hacer. No importa que la Iglesia sea la primera dolida, apenada, que el Papa ( que me está cayendo hasta bien y me están entrando ganas de ir a verlo) lo lamente, pida disculpas públicamente,y, más importante, el número de casos de pederastia en el clero es muchísimo menor que en otros sectores. Estos soldaditos de la KGB son casi todos muy jóvenes, por lo que representan el futuro de este país. Pásmense de su hondura intelectual, de su intelecto, de su largura de miras e imagínense el futuro que nos espera.
No a la intromisión de la Iglesia Católica en los asuntos públicos
Otro asunto candente. Los anticatólicos (por no llamarlos anti-casitodo, ya que son odiadores profesionales) son muy demócratas, humanistas, pacifistas, abogados de la igualdad hombre mujer, menos con la Iglesia Católica. A estos curitas no les dejan expresarse. Que se han creído. Ellos al convento, a ser posible de clausura, a rezar todo el día y con la boca cerrada, que sube el pan. Nada de libertad de expresión para ellos. Todo el mundo puede opinar, desde los nacionalistas de chapela, gaita y barretina, hasta los presidentes de fútbol llamando a la guerra contra otro equipo, pasando por actorcillos de tres al cuarto convertidos en estadistas a la altura de Metternich y Jovellanos.
Que los curas sacan una campaña denunciando que se protege más a un lince que a un niño susceptible de ser abortado, una campaña llena de humanidad, ternura y protección hacia un recién nacido, entonces los progres sacan las uñas de gato, se les eriza el pelo y por respuesta dan la mordaza porque se les queda el culo al aire. Yo, que soy biólogo y siento una gran pasión desde chinorri por los animales y plantas, no cambiaría la vida de un solo niño por todos los linces del mundo, sean ibéricos, boreales o del Charco de la Pava.
Y luego tenemos el aborto: miles de grupos a favor, y pobre del que se atreva a contradecirlos, porque estos son demócratas hasta que se opina diferente. Entonces les sale la vena fascistoide que llevan dentro, y te dicen de todo menos bonito, por facha. Te lo mereces, incluso la muerte en el paredón, ya que todos sabemos que los progres disfrutan de una superioridad moral que no admite argumentos.
En un artículo que escribió mi admirado Miguel Delibes en 1986 en ABC ( si ése periódico tan facha), hace ya casi 25 años, echaba de menos a los pacifistas, humanistas de sus años mozos, o sea, los años 40 y 50. Éstos eran defensores de los animales, contrarios a la destrucción de la naturaleza, pacifistas y paladines de los más débiles. Por eso a mediados del siglo pasado la izquierda estaba en contra del aborto por la debilidad, la indefensión del niño que va a nacer. Pero ya hace 25 años el bueno de Don Miguel se lamentaba amargamente del cambio de chaqueta de los progres que apoyaban el aborto como herramienta de la liberación de la mujer.
Desde luego, si a los proabortistas que tanto luchan porque no nazcan niños les preguntáramos si deberían haber sido abortados ellos mismos en su momento, el 100% de ellos diría que no, que aborto sí pero para los demás, que eso no es para ellos.
Todo es por estar en contra de la Iglesia; el manual del progre dice que hay que decir lo contrario que la Iglesia Católica (eso sí, sólo ésta, el resto de religiones del mundo son súper-mega-respetables de la muerte): si los curas se posicionan en contra del aborto, saltan los progres de detrás de la trinchera y se posicionan a favor; que los curitas apoyan a la familia tradicional como nexo de unión y amor, ahí van los lobos babosos a denigrar a la familia tradicional. La lista es interminable, y todo se explica por la simpleza, el encefalograma plano de unos cachorros entrenados para odiar y que muerden cuando su amo lo manda. Como buenos toros de lidia, no son capaces de razonar por sí mismos sino que arremeten contra el trapo rojo encarnado en este caso por la Iglesia. Si por ellos nos dejáramos llevar, retrocederíamos siglos de civilización occidental hasta parecernos a los talibanes.
No se puede razonar contra los radicales, sean de derecha o de izquierda; ambos bandos están seguros de llevar la razón y serían capaces de ir a la guerra para dirimir sus cuitas porque andan escasos de argumentos y sobrados de ignorancia y mala baba.
Yo mismo, hace veinte años, era como uno de estos simplones: un adolescente que aborrecía la Iglesia, al Papa y admiraba al Che, a Fidel y a Lenin. Pero veinte años y miles de lecturas después, sabes, presientes, que no todo es tan sencillo, que ni unos son malos ni otros tan buenos. Claro, me ha costado lo mío: miles de horas, de libros, sobre todo de Historia, que te dan la base para formarte una opinión propia de las cosas más allá de las modas y de las tendencias partidistas.
Porque el problema de todo está en la ignorancia, que como dijo el poeta es muy atrevida. Estos simplones, aunque peinen canas, tienen una edad mental de un adolescente y de los torpes; dado su escaso calibre intelectual, ven la vida no en cinemascope, sino codificado como el canalplus. Todo lo ven con rayitas y eso les da una imagen distorsionada de la actualidad. Porque, ¿cómo se puede entender, juzgar el presente sin conocer el pasado? ¿Cómo puedes opinar sobre la Iglesia Católica sin saber quién era, qué hizo Nerón, Constantino, Belisario, Isidoro de Sevilla, El Cid Campeador, Abderramán III, Averroes, Jaime I el Conquistador, Guzmán el Bueno (y su esposa María Coronel),El Gran Capitán, El Inca Garcilaso, Churruca, Jovellanos, Napoleón, y mil más? ¿Cómo te atreves a rebuznar si no sabes qué pasó en Las Vísperas Sicilianas, porqué Aníbal tras Cannas no se apoderó de Roma, qué llevó a que toda una nación cainita se uniera como una piña contra un invasor más culto liderado por Napoleón, que hizo posible que un grupo de hombres geniales convirtiera a los USA en lo que es hoy?. Nadie te obliga a que sepas todo esto, pero si no lo sabes, no opines, que no pasa nada y estás más guapo.
Su miopía intelectual no les deja hacer análisis muy profundos, se quedan en la superficie y no ven más allá de sus narices; lo próximo qué será:¿quizás un programa estatal de control de natalidad, dirigido por Bibiana Aído, la luz de Europa? Eso estaría bien: que el estado te controle cuántos niños puedes tener, el sexo, cuándo y como, y que durante la coyunda haya un funcionario gubernamental con una linterna para que todo se haga con la más exquisita pulcritud.
En fin, que le vamos a hacer. Qué se puede esperar de una sociedad dónde sabios, hombres cultísimos, políglotas como el Papa Ratzinger son insultados despiadadamente y personajillos como Lopera, Del Nido y Laporta son adorados por miles de fans?
Y repito, no soy católico, ni falta que me hace, pero vamos a dejarlos en paz, por el amor de Dios.

Monday, March 22, 2010

LA PRIMAVERA LA SANGRE ALTERA

La primavera ha entrado sin pedir permiso, sin llamar a la puerta, y hoy nos ha regalado un día que no disfrutábamos desde octubre. Claro, limpio, despejado, el día invita a pasear, leer, con los perros o los niños jugando, riendo, correteando alegremente a tu vera.
Los animales ya la barruntaban desde hace un par de semanas: una collera de cernícalos anida todos los años en el alféizar de una ventana del cuarto piso de un bloque vecino. Arman un revuelo considerable, con su cantar estridente de cotorras, proclamando a todo el mundo animal que están en celo, quizás enamorados y que son la pareja más feliz del mundo. EL macho lleva pisando a la hembra por lo menos dos semanas: la primera los sorprendí a plena luz del día encima de un poste eléctrico, cacareando su amor a la vez que la hembra se dejaba hacer dócil y quizás gustosa. Ayer mismo le estaba dando candela en su apostadero favorito, la antena de TV más alta del edificio. Ya que son muy escandalosos, rezo todos los días porque nadie los mate, un chaval con escopetilla de plomos que ha visto muchas películas de Harry el Sucio, un padre pueblerino que las considera alimañas y tiene veneno en casa para estos casos, una ama de casa muy limpia que se queja de las cacas de los bichos, etc. A mí, los cernícalos me han hecho un feo muy grande, porque les compré hará por lo menos cinco años una vasija de cerámica con la boca de tamaño adecuado para ellos, la blanqueé de cal para que los rayos solares rebotaran y la puse en lo alto del tejado de mi edificio. Pero nunca la han habitado, aunque si yo fuera cernícalo me iría a vivir ahí sin pensármelo dos veces. Ni con muslos de pollo como cebo conseguí disuadirlos de que mi propuesta era la más razonable.
Los gorriones no acuden tan a menudo a mi terraza a por el pan que han tenido asiduamente durante los meses de lluvia. Pan de molde, migajón de la barra, pan alemán, incluso de alpiste han disfrutado de menú unos gorriones que, ante los primeros calorcillos, acuden raudos al matorral, a las hierbas a buscar proteínas con forma de moscas, gusanillos, mosquitos, etc.
Los jilgueros se vuelven más antisociales con la primavera. En invierno, con el frío y la lluvia, se juntan, se arrebujan entre ellos formando bandos de varias decenas recorriendo los campos en busca de semillas de cardos, de avena, de trigo, etc. Pero ahora, las calores les impelen a separarse de la manada para buscar pareja, pescar insectos entre la miríada que revolotean espoleados por el calor que recorre sus élitros y sus corazoncitos que no son más que una vena un poquito ensanchada; esos insectos se los ofrecen a su hembrita como muestra de su amor, de que ella es la elegida.
Que el invierno haya sido un coñazo para nosotros no significa que todos los animales estén de acuerdo. Por ej. los patos, apuesto lo que sea que para ellos ha sido el mejor invierno que recuerdan los patos más viejos del lugar. Un invierno lluvioso como pocos que ha parido charcos, charcas, ríos, lagunas y lagos donde el pato, guapo, vistoso, disfrazado de verde, azulón, marrón, corteja a su pata, más sencilla, sin alardes ni maquillaje de ningún tipo. No hay amante más fiel, más caballeroso que el pato con su pata: siempre escoltándola, fiel hasta la muerte (en el sentido más literal del término), despega cuando ella lo hace, aterriza donde ella, siempre feliz, confiado, moviendo su colita incansablemente al final de su gordo culo, el cuello erguido como orgulloso de enseñar al mundo la pata tan guapa que se ha echado de novia (o esposa) hasta que la muerte los separe.

Wednesday, March 17, 2010

LA ARRADIO


Me aficioné a la arradio hará ya por lo menos veintitantos años por culpa de mi madre, que siempre tenía el transistorito en lo alto de la campana de la cocina mientras hacía las labores propias de la casa.
Cuando me vine para la costa, le mangué a mi vieja un transistor negro, marca Sony del tamaño y peso de un ladrillo grande, que ya era viejo hace seis o siete años. Está sucia de mugre impregnada desde el principio de los tiempos y ha viajado más que Willy Fog, ya que me la he llevado a la playa de San Pedro y de Tarifa más de una vez y sufriendo para que no le entrara la dichosa arena. Todavía funciona como el primer día, a pesar de que se ha caído innumerables veces al suelo, con sus dos pilas grandes que tienen que ser alcalinas y que duran meses y meses con la arradio puesta todo el día. El aparatito debió tener una antena de esas plegables en sus buenos tiempos, luego sustituida por un alambre que se desechó con el tiempo. Ahora, desnuda de adornos, y metida entre montañas altísimas, se le hace difícil conectar con las distintas emisoras, pero aún así hace lo que puede con enorme profesionalidad y me trae a casa voces de lugares lejanos.
Mi adoración más absoluta, mi Dios único es Carlos Herrera, y mi religión es Herreriana ( qué le vamos a hacer, otros adoran a Messi, a Ronaldo o incluso a Belén Esteban). Reconozco que mi pasión se ha atemperado con el transcurrir de los años, que ya no es el amor incondicional e incansable de los primeros años. Aún así, todavía lo adoro hasta el punto de que la buñolera dijo que era un reaccionario y me lo tomé como un insulto personal.Llevo muchos años escuchándolo (que no oyéndolo), sobre todo desde que fichó por Onda Cero por muchas razones: su sentido del humor, sus análisis políticos, sus fósforos y muchas otras cosas, pero el principal motivo por el que se ganó mi corazón (me estoy poniendo tierno) es su equidad, imparcialidad y su profundísimo espíritu democrático. Ya sé que para los escuchantes de la SER es un reaccionario y para los de la COPE es un blando meapilas, pero a mí me parece el primer demócrata de España. Lo primero que hago nada más levantarme es escuchar al Herrera, con el transistor en la habitación y la cadena de música en el salón para no perderme nada. Pienso que una vez que se jubile, que me temo no será muy tarde porque debe de tener pasta suficiente para ahorrarse los madrugones que se pega, se le echará mucho de menos a él y a sus fósforos y que éstos son un hecho histórico en la radio española por mostrar la realidad, el pulso de la vida diaria del españolito medio. Los temas a tocar son de lo más delicioso: almorranas, piorreas, flasificación de marcas, robos,etc..pero lo mejor es que la gente, amparada en el anonimato, llama , cuenta, se recrea en si sus almorranas sangran o no, si ha robado tal cosa en tal supermercado tal día ante el deleite morboso de Herrera, sus colaboradores y, toda su audiencia, yo el primero. Nadie me hace reir más que sus fósforos, donde se desatan todas las inhibiciones, vergüenzas ocultas, gracejo del español de a pie. También te hace llorar, no te creas que todo es cachondeo: temas como el terrorismo, enfermedades, violaciones y demás iniquidades se pasean por el programa sin ánimo de hurgar en la herida, sino de dar eco a problemas ocultos interesadamente o mal entendidos por la población.
A las 14.oo horas escucho "Carne Cruda" del sr. Crudo, en Radio 3. Soy relativamente nuevo en su carnicería y aunque su tendencia política es opuesta a la mía, me gusta por la música tan buena que pone y por los personajes tan interesantes que trae. Además el sr. Crudo es irreverente sin ser maleducado, procaz sin ser borde y divertido sin ser plasta. Ayer sin ir más lejos trajo a un psicólogo que ha tratado a los peores locos psicópatas asesinos de España, entre ellos El Arropiero, un sevillano que mató unas 50 personas en los sesenta. Gugleé "El Arropiero" y me enteré de las obras y milagros del angelito, con un excepcional vídeo en TVE de los años 90 que nunca se emitió. Hoy, por ejemplo, el sr. Crudo ha traído una actriz porno, una tal Silvia Rubí, que acaba de hacer una peli con Dinio, Sergio Vidal y tres tías más en una misma cama. Toda la entrevista se ha desarrollado entre gemidos de placer femeninos, y el sr. Crudo ha tardado en entrar en antena con la excusa de que "estaba haciendo unos asuntillos en la trastienda" entre gemido y gemido. ¿En qué pograma se puede escuchar a gente asín? Es un buen programa para la hora en que se emite, donde en todas las cadenas grandes no hay más que informativos de periodistas pregonando las mismas noticias contadas según sople el viento.

Tuesday, March 16, 2010

LA COMUNIDAD


Ayer asistí a mi primera reunión de vecinos. A mis 34 castañas, nunca me había visto en la tesitura de tener que acudir a un aquelarre de este tipo dado que siempre me crié en una casa y desde que adquirí el piso me había escaqueado debido a mi aversión a la raza humana en general y a los vecinos en particular.
Pero la de ayer no la pude evitar porque da la puta casualidad de que mi urbanización tiene menos papeles que un burro "robao" y me quería enterar qué pasos está tomando la junta directiva para conseguirnos los ansiados papeles.
El lugar no podía ser más cutre: el garaje -1 del edificio, con las cañerías del desagüe sobre nuestras cabezas y el correr de las aguas fecales cada vez que alguien descargaba la cisterna.
Antes de empezar la reunión, surgen los primeros conciliábulos: un vecino me aborda y me cuchichea:" no conviene hacer fijo al de mantenimiento, porque se tira al palo" y cosas del estilo para apoyar su argumentación. (Conviene aclarar que uno de los puntos del orden del día era una votación sobre si hacer fijo o no al señor de mantenimiento). Yo a priori tenía la intención de apoyar su permanencia con nosotros porque el hombre cumple en su trabajo, pero no pude más que reconocer la certeza de los razonamientos de mi vecino. Luego, cuando se trató el tema, me ruborizé de mi inocencia cuando todos los vecinos reunidos (unos 30) argumentaban la peligrosidad de hacerlo fijo por diversas razones: bajas laborales, enfermedades, desgana, etc , que todos los españoles conocemos bien.
Llegan los administradores con una silla y una mesa plegable tipo playa, se acomodan y empieza la sesión: dos señoras habían traído sus sillas también porque la edad no perdona, y dos horas más tarde todavía estábamos por el punto dos. La comunidad se había convertido en una España en miniatura: Nadie escuchaba a los administradores, sino que hablaban en corrillos, se reían , sonaban los móviles, niños pequeños chillando y correteando por entre medio (¿porqué no se queda un padre en casa con el niño y el otro asiste a la reunión?), uno que se parece a Norman Bates le recriminó a grito pelado al vecino que vive justo encima de él por las goteras :"tengo cataratas en casa" , el interpelado, muy tímido, se puso colorado y el chulo de la reunión se encaró con él conminándolo a " callarse la puta boca, que se han creído estos extranjeros ". Luego, la cosa fue de mal en peor. Sobre todo en el punto del hombre de mantenimiento.Una pequeñaja que no había parado de rajar como una cotorra, de repente se interesó por la reunión y mantuvo una discusión con el presidente de porqué ese hombre tenía que trabajar y no otro (quizás ella pensaba en su marido). El presidente se encalabrinó, saltó de la silla como un resorte y gritó más alto que ella. Yo, viendo que habían pasado dos horas y el cariz que estaban tomando los acontecimientos , como buen español que soy opté por largarme a la francesa a buscar el alpiste en casa. Dos horas después, desde la terraza de mi piso en el quinto, se escuchaban los gritos provenientes del -1.

Friday, March 12, 2010

ESPAÑA MOROCO MISMA COSA (II)


Pocos españoles lo reconocerán, pero, a mi modesto entender, España y Marruecos se parecen considerablemente. Y, dentro de España, sobre todo Andalucía, por la sencilla razón que de Málaga salieron en 1485 y de Granada siete años más tarde después de más de siete siglos. Vale, ya han pasado más de 500 años desde que se largaron (o los echaron para ser más exactos), pero algo queda, por no decir mucho. Vamos, que somos medio hermanos separados por el estrecho.
Lo que más me recuerda a Marruecos es la manera de conducir: el poco respeto por las señales de tráfico, la impaciencia, los pitidos interminables haciendo notar nuestro disgusto. En Marruecos se conduce peor, mucho peor, pero en España tenemos mucho que aprender todavía.
Esto me lleva a la falta de respeto por las reglas, típico de pueblos bárbaros: los pueblos civilizados, humanos en definitiva, tienden a respetar las reglas impuestas por ellos mismos para hacer la convivencia medianamente soportable, cívica y no convertir nuestras ciudades en meras selvas amazónicas. Pero en España y Marruecos carecemos de esa urbanidad, del cumplimiento de unas pautas que nos hacen más humanos y menos animales. Despreciamos las señales de tráfico, hablamos en el cine,el teatro, en el tablao flamenco, tiramos la basura a la calle en lugar de a los contenedores, paseamos a los perros por las aceras y no recogemos la caca,etc.
La suciedad es algo muy característico:mientras mantenemos nuestras casas como los chorros del oro, limpias como una patena y las enseñamos pavoneándonos, cuando traspasamos el umbral de la puerta para afuera, nuestro celo higiénico se relaja y nos permite guarrear el espacio público, el de todos. Tiramos papeles en el portal del bloque, escupimos en el ascensor, los perros se cagan dejando la acera como un campo de minas, depositamos la bolsa de basura al lado del contenedor por no abrirlo (en mi bloque incluso hay uno que tira la basura desde su ventana a la calle), dejamos las latas, botellas en la playa o el campo, lavamos el coche en el río con mistol, etc. Es una falta de sensibilidad hacia lo público propio de bárbaros.
Esto enlaza con la corrupción, que en Marruecos es incluso mayor que en España, que ya es difícil. Es una corrupción generalizada, intrínseca en el ciudadano, que se ha practicado durante siglos, bien enraízada en los ayuntamientos y empresas que hacen posible disparates como el de la Costa del Sol, donde cientos de miles de viviendas se han construido sin los permisos necesarios con la anuencia de alcaldes, concejales, abogados, notarios, constructores, bancos, empresas del agua, luz, etc. Es una auténtica trama que sería impensable en un país civilizado y en el que rodaría la cabeza incluso del presidente del gobierno y que aquí se ha resuelto con las detenciones de varias decenas de personas.Una corrupción no muy mal vista ni penalizada propia de países y de ciudadanos con poco o ningún espíritu democrático que se sienten por encima de la ley, por encima de esas reglas de las que hablaba antes, insensibles hacia el sufrimiento ajeno que en el caso de las viviendas ilegales son los compradores de buena fe.
Lo que a mí me extraña mucho es que, a pesar de que conozco a muchísimos españoles que han estado en Marruecos, a ninguno, repito, ninguno, les haya disgustado. Es más, todos hablan maravillas, se deshacen en elogios, por su gente, su cultura, sus paisajes, etc. Me resisto a creer que a todos les haya gustado Marruecos tanto y que no encuentren ninguna falta,especialmente entre las chicas, tal como la de la suciedad, el machismo, los sobornos, esos marroquíes buitres que se comen a las chicas con los ojos, las siguen hasta el punto de acosarlas sabiéndose impunes porque están en un país extranjero donde la mujer no tiene tanto derechos como el hombre. Muchas de estas chicas son muy feministas en España, pero en Marruecos bajan la guardia de la igualdad y "comprenden" el machismo marroquí. En fin, ellas sabrán.

Wednesday, March 10, 2010

ESPAÑA MOROCO MISMA COSA (I)


El verano pasado estuve una semanita en Marruecos, concretamente en una coqueta población costera, Asilah. Era la primera vez que iba a Marruecos, y quizás, la última.
Desde luego, Marruecos no te deja indiferente. Es, literalmente, otro mundo. Para los que hemos estado en la vieja Europa, bien paseando por los canales venecianos u holandeses, viendo las planicies belgas desde un asiento de tren, paseando en bici por las tranquilas carreteras finlandesas, Marruecos es el tercer mundo. Que me perdonen mis amigos marroquíes, pero es la puritita verdad, como diría Cantinflas. Es como España hace más o menos 50 años, cuando aquí no había trabajo y nos teníamos que ir al norte.
Me impresionó mucho la cantidad de burros que hay en Marruecos. Burros por todas partes, no sólo en los pueblos, sino en la misma ciudad tirando de un carro, o con dos o tres niños a lomos trotando entre el tráfico rodado. En las carreteras nacionales, incluso en las autopistas de peaje, los ves cruzando peligrosamente de un lado a otro.
Circular en Marruecos es de locos. Por lo visto, el carné de conducir te lo dan previo pago de una cantidad sin necesidad de estudiar. Y claro, luego se ven las consecuencias en las carreteras. Adelantamientos interminables suicidas de camiones cargados en curvas sin visibilidad, stops que están de adorno, las rotondas es el sálvese quien pueda y maricón el último, en el que todos (coches, camiones, peatones, bicis, burros, etc) se meten a la misma vez; en la semana que yo estuve allí, presencié dos accidentes de consideración y muchísimos uuuuuys. Desde luego, el que suscribe no vuelve a conducir en Marruecos ni harto de vino.
Luego los marroquíes como pueblo, se nota que son medio salvajes. Gente orgullosa, desafiante, retadora que te hace comprender porqué a lo largo de los siglos franceses, portugueses y españoles mordieron el polvo repetidamente. El primer día que fui a la playa, se montó una trifulca entre dos grupos de unos treinta individuos cada bando y se arrearon piedras, agarraron palos de sombrillas y se amenazaron en árabe con un odio visceral. Yo y la pari, que nos cogió en todo el meollo, estábamos entre espectantes y acojonados por la dimensión de la pelea y la tardanza de las autoridades que aparecieron a la hora, dos guardias con uniforme ridículo para el calor que hacía que esperaban a que todo se aclarara para aparentar.
La pari era la única mujer en bikini de la playa, y claro, eso trae complicaciones. Entre que el 90% de los bañistas son hombres y que las marroquíes se bañan con pantalones, camisas, velos y demás, pues todos los hombres marroquíes tenían un objetivo: mi parienta. La miraban de arriba a abajo, torcían el pescuezo en un giro imposible para no perderse nada y eso crea situaciones incómodas.
Las cafeterías, llenas de hombres. Ni una sola mujer. Hombres tomando té de yerbabuena, café, sentados durante horas en las terrazas viendo pasar la vida. Mientras tanto, las mujeres en casa trabajando.
Cuando fuimos a Tánger de visita, comprendí porqué todo cristo contrata un guía antes de aventurarse. Nosotros dos solos, por las calles pestilentes de meado de esa ciudad en un estado de alerta constante. Yo paso por marroquí, pero la pari es rubia con los ojos verdes y da el cante que te cagas. A cada momento nos asaltaba un zagal pidiendo algo, pero no por las buenas, sino como amenazante, urgiéndote a que les dieras algo mientras seguía tu paso durante minutos y minutos, o te enseñaba un brazo manco, malencarado, con pinta de dormir en la calle. Todo el mundo que ha estado en Marruecos, con tufillo de chulería, aconseja no darles nada, no hacerles caso, que dando dos palmadas y dos gritos espantan a los pedigüeños;y yo les digo que tururú , porque son muy pesados y los tienen bien puestos, y que el que se ponga chulito allí sale mal parado.
Luego está el cochino dinero. Lo piden sin rubor, propina, propina hermano, en bares, aparcamientos, playas, puertos, etc. En la cuenta del restaurante te la intentan endiñar, en el puerto de Tánger, te pide dinero hasta el último mono, por cualquier cosa tienes que regatear interminablemente.
La suciedad de Marruecos es de campeonato. Las playas, tras caer la noche, se presentan llenas de envoltorios y porquerías que nadie recoje. Los servicios de los bares, ni recordarlo quiero porque acabo de comer. Baste decir que es lo más guarro que he visto en mi vida. En la medina de Tetuán, los pollos pelados en los suelos, todo al aire libre, lleno de avispas los pasteles, el pescado en la calle con más moscas que el rabo de una vaca, etc.
Por supuesto tiene cosas buenas, como cualquier país subdesarrollado: unos paisajes espectaculares, unas playas que no se ven en España desde los 60, una gastronomía incontaminada de cipotadas, que es tradicional, saludable y barata al mismo tiempo.
En Larache, una ciudad pobrísima que desde que España la dejó en los 50 no la han tocado, por falta de un puente para ir a una playa había que tomar un barquito en un embarcadero infame donde el remero tenía que cruzarnos al otro lado a 15 personas que llenábamos la patera en un esfuerzo sobrehumano que un motorcito hubiera hecho en un santiamén. Todo por 2 dirhams ó 0,20€. Sentía pena por el chaval que remaba como 500 m. contra un viento fuerte así como gozo por sentirme transportado a una época que yo ni siquiera he conocido. Quise darle 20 dirhams de propina al remero, conmovido como estaba por su esfuerzo, y me los rechazó en un gesto dignísimo, diciéndome uno que hablaba español que no aceptaba propinas.
Y luego el dichoso puerto de Tánger. Para entrar, al bajar del barco con el coche entre miles de coches de marroquíes de toda Europa, estuve esperando 4 horas bajo un sol abrasador mientras la poli aduanera fumaba, charlaba y reía. Ni mear puedes. Ahora imagínate eso para los que vienen desde Alemania conduciendo dos días, cargados hasta los topes y con una tropa de niños pequeños llorando, sedientos y hambrientos. Los pobrecitos horas y horas esperando mientras a la poli no le salía del cipote darnos paso. Mostraron una insensibilidad fuera de toda duda. Pero lo peor fue a la salida. Yo la temía, y mis peores sospechas se confirmaron. Primero vemos como delante nuestra, ya en Tánger y parados en un semáforo, tres chavales se meten en los bajos de un camión español. Se introdujeron en la barriga del mismo, entre los hierros, en un periquete, y allí se fueron con el camión a intentar pasar a España. Desde luego, se suelta uno de ellos, y muere atropellado al instante entre las ruedas de ese tráiler inmenso. Entramos en el puerto, poco tráfico, todo el mundo pasa y a nosotros los únicos que nos paran, nos apartan de la cola y nos registran el coche de arriba a abajo. Ruedas, depósito de la gasola, maletero, rueda de repuesto, maletas, y al final los perros antidroga. Y el mafioso de la aduana, venga a preguntar en mal español:¿Dónde droga? el cabrón sabía que no teníamos droga, pero estaba esperando la mordida. Dos horas nos retuvo hasta que nos dejó marchar. Dinero no pilló ni un dirham, por gilipollas. Os aseguro que no es un rato agradable, porque ellos mismos te meten la droga y la has cagado. Os juro por mis muertos que cuando llegué a Tarifa y vi a los picoletos me entraron ganas de llorar y de abrazarlos. Me parecieron un dechado de virtudes, educación y más blanditos que Bambi.
Mañana seguiré, querídisimos lectores, con las conclusiones, porque a pesar de todo lo dicho, Marruecos me recuerda un huevo a España.

Sunday, March 07, 2010

CATETOS DE BOINA Y GARROTE


Una de las consecuencias más palpables del analfabetismo de España es el provincianismo; todos hemos escuchado (o dicho) muchísimas veces el típico dicho de :"mi pueblo es el mejor del mundo", "como en mi ciudad en ningún sitio", "el cochinillo de aquí no tiene parangón", "estas son las mejores playas del mundo", "aquí disfrutamos del mejor clima de Europa". Lo paradójico es que casi siempre lo dicen gente que no ha salido de su pueblo ni ha leído un libro en su vida.
Yo, como sevillano, lo he escuchado más veces que la media nacional dado el carácter egocéntrico del sevillanito medio; recuerdo con rubor, que a mediados de los 90 Sevilla optaba a los Juegos Olímpicos. Aquellos años en los que la ciudad entera se veía ya premiada con el más grande acontecimiento deportivo del planeta simplemente porque Sevilla "es lo mejor y aquí hay que morir". Toda la ciudad adornada con cartelitos de los Juegos (creo recordar que empezaron por los del 96 hasta los del 04) mientras se "olvidaban" asuntos más importantes como el paro o la pobreza. Por descontado, durante todo el tiempo que duró el proceso, hubo un grupo de politiquillos y consejeros que viajaron a cuenta del erario público por medio mundo con la excusa de "conocer qué hacen las ciudades rivales". Ni tirios ni troyanos de la política se opusieron a ello por miedo a ser tildados de antipatriotas. Yo, humildemente, aunque contaba veintipocos años,siempre lo vi ridículo, irrealizable ante la calidad e importancia de las ciudades aspirantes. Me guardé muy mucho de expresar mi opinión ante mis amigos bajo la amenaza de ser etiquetado antisevillano y demás lindezas.
También cuando criticaba a Felipe González por sus errores, gente de fuera de Sevilla me decía que porqué lo criticaba si era sevillano como yo, a lo que yo les respondía que precisamente por eso debía ser más severo con él, por ser paisano. La peña me miraba rarísimo, como a un loco, por criticar a uno que ha tenido la casualidad de nacer en el mismo sitio que tú.
Pero esto se da en toda España, no sólo en Sevilla. No voy a entrar en los nacionalistas de cualquier pelaje porque ya he dejado claro mi postura en otros artículos, pero sí en esos que alaban sin medida a todo aquel que ha nacido en el mismo sitio.
Había uno de Jaén que criticaba la peregrinación al Rocío como cateta, pueblerina, llena de sevillanos (como si eso por si sólo fuera un insulto) pero se le caía la baba cuando hablaba de la Virgen de la Cabeza. Que si va un millón de personas, que si es la más antigua, etc. No seré yo quien defienda El Rocío, pero si criticas una, tienes que criticar la otra por representar lo mismo.
Ahora le ha dado por el Juez Garzón, otro jiennense de pro; un juez con una hoja de servicios inmaculados, ariete durante mucho tiempo contra la ETA, perseguidor del dictador Pinochet pero que últimamente parece que se ha propasado en sus funciones y debe responder ante la misma justicia que él representa; dejemos a la justicia hablar, más allá de ser de derechas o de izquierdas, de los grupos de presión de ambos, y que sea la justicia la que diga si este señor ha delinquido o no. Por el bien de la democracia.

Wednesday, March 03, 2010

EL ABUELO Y EL PERRO


Lo encontré en la acera llorando con la colilla en la boca: "me se ha muerto el perrillo" decía. "diecisiete años cormigo, y sa muerto en un día". Se secaba las lágrimas con el dorso de la mano. No pude menos que compadecerle y poner cara de circunstancias. No tuve que fingir mucho, porque me daba verdadera pena, por dos razones: adoro a los perros y a los viejecitos.
Intenté consolarle como pude, escuchándolo, dejándole hablar para que se desahogara, para que soltara su pena y se sintiera mejor después. Se le había muerto el chucho, feo de veras, tras tantos años de compañero fiel. Nunca he pasado por algo así porque mis dos perros no son viejos todavía, pero no debe ser un trago dulce. Me conmovió que un señor de casi 80 tacos, viudo, que seguramente habrá pasado las de Caín durante toda su vida, se emocionara tanto por la muerte de un animal.
A la semana siguiente ya tenía otro chucho (nada de perros de pedigrí, bulldogs francés, inglés, rotweiler, o algo así), pequeñísimo, más bonito que el anterior, vivísimo como el rabo de una lagartija que parecía que le iba a descuajaringar el brazo del hombro. Y el señor más contento que unas castañuelas. A rey muerto rey puesto. Me alegré mucho por él porque cuando lo vi temí que no hubiera superado la muerte del chucho anterior. Ahora me explico como se pueden superar las calamidades de la vida. Con optimismo y mirando hacia delante como hace este señor. Y esto no se aprende en ninguna Universidad ni en ningún libro. Supongo que se nace así, quizás se pille algo durante la vida.
El caso es que el señor con su sempiterno medio cigarro en la comisura, al estilo de John Wayne o Clint Eastwood, ya me estaba contando las hazañas de su "chica" ( nada de nombres raros a los perros) como si fuera su nieta. Sentí otra vez pena por él porque pensé que no tenía a nadie en el mundo y esquivaba a la soledad con un perro. No podía yo estar más equivocado, porque tiempo después lo vi en una cafetería con una familia muy grande y con niños que sin duda eran sus nietos. A partir de entonces le cogí más afecto todavía porque lo suyo es verdadero amor a los animales, no pasatiempo para no aburrirse ( que no lo repruebo en absoluto).
A todas horas lo ves con su perrilla, despistado, y yo cuando lo veo cambio de acera para hacerme el encontradizo con él (justo lo contrario cuando veo a un vecino) y sonsacarle algunas palabras, intentado ponerme a su altura para que me cuente cosas de su perrita.
Me da la sensación de que trata de evitarme porque o bien no se acuerda de mí porque es muy despistado o bien me considera un plasta que lo atosiga a preguntas, pero es que me dan unas ganas tremendas de darle un abrazo y rogarle que me adopte como nieto.