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Thursday, March 03, 2011

SAQUEADORES Y BANDIDOS


Leyendo ahora un libro con nueve relatos sobre la Guerra Civil de Don Manuel Chaves Nogales, me dio cuenta de que la Historia de España no es más que un rosario infinito de bandidaje, saqueos, pillaje y destrucción. En varios de esos relatos, nos cuenta las vicisitudes de algunas bandas de cuatreros de estas, como la "Escuadrilla de la Venganza" comandada por Enrique Arabel en Madrid, que fue la responsable de la matanza de cientos de presos desarmados dentro de una cárcel en represalia a los bombardeos indiscriminados de los aviones franquistas. Todo esto no es más que un botón de muestra de los cientos de barrabasadas que cometían en Madrid. Luego estaba en Barcelona "La columna Durruti", liderada con mano de hierro por el tal Durruti, asesino, ladrón y prófugo ya antes de la guerra que aprovechando ésta de coartada cometió tantas injusticias que necesitaría doce tomos como la Enciclopedia Británica para glosarlas. En Levante, "La columna de hierro", regimiento de acogida de todos los maleantes del Barrio Chino de Barcelona que, con la excusa del marxismo, leninismo y demás "ismos", sembraron toda la Comunidad Valenciana de terror, matando, violando y robando a su antojo. Dice el gran Chaves que hicieron estos bandidos más por Franco que el propio general enano, porque pueblo que fuera arrasado por los bandidos, pueblo que se pasaba al franquismo gracias a las fechorías cometidas. Había muchas más bandas de bandidos, como la del falangista Albiñana o el chequista Apellániz, todos aprendices aventajados del diablo.
Si miro atrás en la historia, por ejemplo, las Guerras Carlistas, tres cuartos de lo mismo. Columnas de bandidos a caballo saqueando a troche y moche en el País Vasco, Navarra y el Levante. Muchos de ellos militares, aunque en su ánimo interior les movía únicamente el saqueo.
En la guerra contra el francés, ídem de ídem. Las cuadrillas de guerrilleros, ineficaces, indisciplinados en un ejército ordenado y profesional, daban rienda suelta a sus instintos trogloditas en esas partidas dispersas que se dedicaban aparte de matar franchutes, a despojar los pueblos por los que pasaban de alimentos, hombres para pelear y de mujeres para ser violadas.
La misma Reconquista no fue más que un largo e interminable despojo entre moros y cristianos. Rapiñeaban unos, se defendían los otros y al revés. Así a lo largo de siete siglos a todo lo largo de una frontera que fue retrocediendo hacia el sur piano piano. La diferencia de religiones no era más que una excusa conveniente para ambas facciones para saquearse y hurtarse mutuamente e ir así tirando en el día a día.
Hoy en día,tal y como ocurrió durante el régimen franquista, los bandidos llevan traje de chaqueta y conducen Audis, y en su mayor parte están en los organismos públicos de toda España. Aunque aparenten formalidad y seriedad, a mí no me engañan y sé que no es más que el disfraz y la coartada que usan y que lo que les mueve es el enriquecimiento personal cueste lo que cueste. Y no lo digo para denigrar a los políticos por que sí, sino como una constatación de la realidad, como si digo que mi equipo favorito es el BarÇa o que en verano hace mucho calor. Los cuatreros han encontrado en los ayuntamientos, diputaciones, juntas y demás el lugar perfecto para robar, saquear, insultar y forrarse a costa del trabajo de los demás. No han inventado nada, sino que no son más que una repetición de los bandidos de siempre por mucho traje de corbata que usen.