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Monday, March 29, 2010

CONSECUENCIAS


El diablo, incansable, acecha tras cada esquina, esperando su oportunidad para hacer lo que mejor sabe, el mal. La vida, antaño como hogaño, está llena de piedras en el camino, que la convierten en una carrera de obstáculos que no siempre se pueden salvar. A veces, las más , tropezamos, trastabillamos, caemos incluso, pero, más tarde o más pronto, más o menos magullados, nos levantamos y seguimos nuestro camino. Aunque hay otras veces, pocas, pero sucede, que nos caemos al intentar saltar una valla y no damos en tierra firme, sino que nos despeñamos al vacío. Porque el camino de la vida no es uniforme, sino que a veces es ancho y llano, fácil de caminar hasta para un ciego, pero otras veces tiene trechos muy estrechos, sinuosos que discurren por un precipicio insondable sin retorno. Incluso los más fuertes, los más listos, los más ricos, no están a salvo de resbalar hacia el abismo para no volver nunca más. Es obra del diablo. El diablo se presenta de muchas formas, tiene muchas caras: máquinas tragaperras, botella de" agua de fuego", velocidad desmedida en la carretera, violación, etc. El diablo no es que sea listo, pero es persistente, incansable, inasequible al desaliento, y prueba y prueba hasta que encuentra a una víctima, la engaña y le pega el empujoncito hasta el abismo.
Creo sinceramente que esta vida que nos ha tocado vivir, está llena de peligros, igual o más que cualquier otra. Nuestra soberbia, amiga inseparable de la ignorancia, nos hace creer que disfrutamos de una seguridad nunca jamás alcanzada. Que en la Edad Media estaban constantemente matándose, que en el Imperio Romano no hacían otra cosa que guerrear. Mentira. Esta época es la peor, la más peligrosa, por lo menos para los inocentes, niños, madres y padres de bien. Creo que nuestra época, si se estudia dentro de 500 años, será recordada como una época de maldad, locura, destrucción, guerras, hambre, sed, accidentes de tráfico. Un lugar poco apetecible para vivir. Tal y como recordamos ahora mismo las invasiones bárbaras que precipitaron el fin del Imperio Romano. Algo así como la Tierra de Mordor, donde habita el MAL, poseedor de poderosos ejércitos y ansioso por extender su ponzoña por todo el orbe.
Se puede comprobar en los accidentes de tráfico. Puedes ser el mejor conductor del mundo, respetar las señales, no rebasar los límites de velocidad, no salirte de tu carril, que te verás impotente no sólo de tu destrucción, sino la de tu familia si el diablo se fija en ti. La probabilidad es baja, ya lo sé, pero todos conocemos a alguno que se ha matado en la carretera (o que no está leyendo esto porque no está entre nosotros), o que se ha quedado inválido, por culpa de la puta carretera, la puta velocidad, que un niñato harto de cubatas y pastillas se la pegue contra tu coche cargado con tu mujer, marido y tus niños.
Siento el mal rollo, pero mi amigo Redouan se la ha pegado contra una fila de coches en la carretera, y, aunque no ha sufrido grandes daños ni él, ni su mujer ni su simpatiquísima niña de doce años, ayer, cuando me lo contaba, no he podido por menos pensar qué hubiera pasado si se hubiera matado alguno, o si no hubiera frenado porque estaba distraído. También pensé que es una cuestión de tiempo. Redouan me lleva diez años, y como el diablo es pertinaz, pienso cuándo, dónde, qué consecuencias sufriré cuando llegue mi turno. Porque estoy seguro de que sufriré un accidente, la cuestión es la gravedad del mismo. Escribo con el corazón compungido maldiciendo la cochina época que me ha tocado vivir.

4 comments:

Jarttita. said...

No estoy de acuerdo totalmente...es cierto que es una cuestión de probabilidades, pero no creo que ahora mismo sean mayores. Es decir, que ahora tienes más posibilidades de tener un accidente, pero menos de morir a los 30 años o de que tu mujer muera en un parto. Hay probabilidad de muerte porque hay vida, y esto es lo importante.Y al final para que haya vida ha de haber muerte y al revés, para apreciarla.

Otra cosa diferente es que sí, que viendo cómo está el panorama y cómo se las gasta la gente no pasen más cosas. Como ayer en el metro de Moscú, que si no pasan más cosas es porque no quieren, no porque sea muy difícil hacer que pasen.

(Dicho todo esto, me alegro de que tus amigos estén bien)

danicurri said...

sí, no te falta razón, aunque por otra parte, si miras a África o Asia, todavía las posibilidades de palmarla como comentas son desproporcionadas, y no nos olvidemos que la mayoría de la peña vive en esos sitios.
Fue sólo durante un minuto que ese pensamiento se alojara en mi cerebro, luego lo deseché porque no se puede vivir pensando qué te va a pasar en el futuro.

Uno Más. said...

Pues a mi se me pasa por la cabeza más a menudo.Especialmente en la carretera cuando algún cretino suicida pone su instinto de supervivencia en manos del sentido común de los demás.También lo pienso cuando veo una de esos horrendos ramos de flores pegados con cinta aislante en cualquier farola de mi pueblo.

Vivir más tiempo no significa vivir más.Sobretodo en estos tiempos de aborregamiento y superficialidad donde cada vez menos gente, parece,se enteran de lo que pasa a su alrededor.Alargamos las estadísticas de esperanza de vida poco más que mirando al vacío como imbéciles.Morimos a veces jóvenes o un ictus nos sorprende cuando nos creiamos aún intocabels.Al mismo tiempo otros continuan sus vidas de muertos,delante de un televisor o un ordenador esperando que llueva café en el campo.

¨¿La vida es una mierda? Pues échame otra copa.¨

danicurri said...

yo me fijo mucho en las flores de la carretera; en la carretera que va de San Pedro a Ronda, siempre hay algunas, una es una lápida de mármol con muchos años encima y con flores a un lado siempre. En Marbella, al lado de Puerto Banús, hay una lapidita desde el 2003 de un par de hermanos jóvenes todavía. Es trágico pero enternecedor me parece a mi, que la familia no se olvide de sus seres queridos.