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Monday, January 17, 2011

EL GRAN CORTIJO ANDALUZ


Tras cientos de años de cacicato, no se puede uno volver democrático en un par de años. Lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible. El señoritingo andaluz y su rehala de secuaces pelotas, no van a dejar el cortijo por las buenas. Aunque el cortijo no les pertenezca ni de lejos. Pero ellos creen que sí, que les pertenece y que pueden hacer lo que le salga de los cojones, porque para eso mandan ellos.
Muchos políticos de los que empezaron con la democracia, en el 78, eran fieles perros de presa del amo Franco. Leales servidores de la dictadura franquista, firmes creyentes y puntales de la misma, cuando les sorprendió la muerte del dictador y la subsecuente democracia, se cambiaron la camisa azul por la chaqueta de pana y asunto resuelto. Chaqueteros de pura cepa. Cuando empezaron a oler el cambio de aires y que el chollo de la dictadura se les acababa, no dudaron en convertirse en mejores demócratas que el mismo Lincoln. Si antes achuchaban a la poli a que aporrearan a los manifestantes, ahora eran ellos los que las encabezaban al grito de libertad. Si antaño levantaban el brazo derecho enhiesto, palma abierta y taconazo al estilo militar, hogaño levantan el izquierdo con el puño cerrado. Si cantaban "El cara al sol" o "Montañas nevadas" cuando la ocasión lo requería, cambiaron el repertorio por Serrat y Ana Belén. Si gustaban de juntarse con obispos, señoras de luto con peineta y militares en la Semana Santa, apostataron y se convirtieron en ateos ya que la Iglesia Católica les relacionaba con Franco. Pasaron de estar orgullosos de ser fachas a presumir de rojos. En un abrir y cerrar de ojos. El caso era estar en la pomada, ostentar el mando, dirigir el cotarro; lo que menos importaba, en que partido, con quien y por que.
De este modo, con la venida de la democracia, se instalaron en la poltrona, enchufaron a su gente, y a dirigir Andalucía como un cortijo. La única diferencia ahora era que había que guardar un poco las formas. La consigna era ahora llenarse la boca de democracia, tolerancia, libertad y toda esa jerga. Pero en el fondo, hacer lo que siempre se ha hecho, que es lo que les salía de los cojones. Se desarrolla una maquinaria propagandística digna de Goebbels en la Alemania nazi, se progresa lo que se puede (aunque siempre menos que los demás) y al adversario se le tacha de facha. El que quiere volver al pasado, a los tiempos oscuros de las ejecuciones.
Así, después de más de 30 años de gobierno, se explica estas maneras que ofrecen. Estas perlas que sueltan que les dejan el culo al aire. Cuando sufrimos una crisis irrepetible, crudísima y vemos que ninguno ha dejado aparcado el coche oficial. Ni mencionar siquiera los sueldos o las pensiones. Por ocho añitos en el parlamento, pensionazo para toda la vida. Es que se parecen a Franco más de lo que se creen. En las pesetas se leía "por la gracias de Dios" , que es lo que realmente piensan los politicuchos, que están ahí por la gracia de Dios, incluso los ateos.
De aquellos polvos, estos lodos. Si no, no se explican las declaraciones de Luis Pizarro, gerifalte durante más de 30 años del gran cortijo andaluz al comparar a los funcionarios de oposición con los batasunos de la ETA. Como éste quiere enchufar en la Junta a más de 20.000 empleados, sin opositar ni nada, por la cara, los funcionarios de facto, o sea, de oposición, se han rebelado. Han estado calladitos muchos años, haciendo la vista gorda ante los desmanes de la Junta, pero ya no aguantan más ante esta tropelía mayúscula. Porque es una infamia lo que quieren hacer, una cacicada, propia de eso, de caciques, de señoritos con coche Audi oficial, palacio de 50 millones de euros en reformas, sueldos de 6000 al mes y mariscadas día sí y al otro también. Acostumbrados a mandar y a ser obedecidos al instante, los capos de la Junta se encalabrinan cuando les llevan la contraria, cuando alguien les suelta a la cara las verdades del barquero y no aceptan sus maneras dictatoriales. Por eso el tal Pizarrín, que es en lo que ha quedado tras su rebuzno, los compara con los batasunos.
Y el otro del dúo sacapuntas, don Manué, el que se largó a la francesa cuando previó el colapso del cortijo tras gobernarlo con mano dura en guante de hierro durante 20 años, pues va y le endiña 10 millones de euros a la empresa donde trabaja su hija. Con la falta que hace ese dinerito para otras cosas, con el hambre que hay. Claro, él va de su palacio al coche oficial y de ahí al despacho de lujo,pagado todo por todos nosotros, no se entera de lo que pasa en la calle. Y ni quiere enterarse. ¿no es para que alguien con dignidad dimita, o para que los echen, los alquitranen y los emplumen y los paseen por las calles ante el escarnio público? ¿quién se creen que son? ¿herederos de los señores feudales? ¿o más bien son lo que nosotros le permitimos?. ¿pasaría esto en un país europeo o nos recuerda más bien a lo que está pasando en Túnez, donde el enriquecimiento de la familia presidencial ha sido insultante ante la miseria del pueblo? ¿hasta cuándo vamos a permitirles a estos señoritos, que se supone que deberían gastar el dinero de todos juiciosamente, que hagan lo que le salga de la entrepierna? ¿es necesario llegar a una Guerra Civil para acabar con estos privilegios, con estas injusticias, estos agravios?
Si estos señoritos tuvieran un poco de vergüenza y conocimiento de la Historia, no harían lo que hacen, porque entonces sabrían que serán recordados para siempre como ahora recordamos por ej. al rey felón Fernando VII, al cobarde de Pepe Botella o al muñeco de futbolín de Franco.

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