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Friday, January 14, 2011

DISCRIMINACIÓN


Se le ha dado la vuelta a la tortilla o al jersey, si prefieres, desde los tiempos de Franco, y ahora estamos pagando los excesos de nuestros padres.
Ser hetero, español y hombre es una putada hoy día; es un grupo discriminado y, para más inri, la legislación ampara esta situación. Me han espetado a la cara más de una vez, cuando buscaba trabajo, la frase :" buscamos una mujer para el puesto". En toda my face, sin ningún tipo de complejos, con cierto aire chulesco y sin posibilidad de réplica por mi parte. Les faltó añadir :" eres un hombre, pues te jodes".
Hoy en día, no creo que nadie se atreva a decirle eso a una mujer, y si alguno de los millones de lectores que devoran mis artículos lo ha padecido, que levante la mano. O sea, si una mujer va buscando trabajo por ahí y le dicen en toda su cara:" buscamos a un hombre para el puesto", el emisor del mensaje puede tener problemas, sobre todo legales. No digo que no haya gente que no lo piense, pero la diferencia es que no se atreven a formular la fracesita de marras. Porque la ley castiga la discriminación hacia la mujer, cosa que dicho sea de paso me parece de puta madre. No hay motivos para discriminar a nadie por pertenecer a uno u otro género; pero eso incluye tanto a mujeres como a ¡hombres!.
Me parece que, al igual que a los católicos de hogaño se les está haciendo pagar las culpas de las atrocidades de la Inquisición de antaño, a los hombres heteros de ahora nos están cobrando con intereses las barrabasadas de nuestros padres hacia las mujeres. Me refiero a cuando no hace ni 40 años una mujer necesitaba a un hombre hasta para abrir una cuenta bancaria. Machismo institucionalizado y hasta bien visto y consentido por toda la sociedad. Pero llegó la democracia y se le dio la vuelta a la tortilla, que estaba quemada por ese lado, y vino acompañada de la igualdad entre hombre y mujer. Bendita igualdad entre hombre y mujer.
Lo malo es que, después de 30 años de democracia, la virtud se ha convertido en vicio y ahora se están cobrando lo debido. Cualquier mujer u hombre te escupe ahora en la cara lo de "no queremos hombres" y se quedan tan anchos, con la satisfacción del deber cumplido y sintiéndose muy modernos por darse el gustazo de rechazar a hombres.
Luego está lo de los homosexuales; otro grupo tremendamente maltratado históricamente que ahora se está tomando la revancha, que ésta si que no es racista ni homófoba porque se da en todos las clases sociales y genéricas. Ahora es una ventaja ser homosexual declarado, a poder ser con más plumas que Toro Sentado en la comunión de su hija. No hay programa de tele o radio que no cuente con un par de locas desorejadas impartiendo lecciones de cualquier asunto. Y ojo, que no me parece mal, lo que ocurre es que es sintomático del estado de nuestra sociedad, donde se desprecia el talento por la pose, la fachada o el envoltorio. Y no quiero decir que los homosexuales no tengan talento, porque los datos demuestran más bien lo contrario, pero sí es cierto también que se desperdicia un gran caudal de talento de personas que dan más valía al interior que al exterior.
Y por último, pero no menos importante el hecho de ser español en España; el país más poderoso del mundo, EEUU, se ha construido sobre la base de los inmigrantes, sobre una meritocracia donde no importa de dónde vienes sino lo que eres capaz de aportar. Eso es lo que me gustaría en España, donde un licenciado ecuatoriano no estuviera currando de friegaplatos y un español con la EGB no estuviera en el ayuntamiento enchufado llevándoselo calentito. Pero de ahí a darle privilegios por ser extranjeros me parece injusto. Según un amigote mío, en los colegios dan prioridad primero a los niños de padres separados y después a los de padres extranjeros sobre los niños con padres casados y españoles. ¿Por qué? sólo mentes estúpidas como las de los politicuchos que nos gobiernan pueden concebir leyes que amparen esos agravios de unos ciudadanos sobre otros, vengan de donde vengan o les guste la carne o el pescado. Mientras tanto, seguiré buscando trabajo.

2 comments:

Anonymous said...

Como lo malo abunda (y en España, no veas), la democracia equivale a la dictadura de los imbéciles. La cuestión es hasta qué nivel de imbecilidad podemos soportar sin liarnos a tiros.

Praschcu

danicurri said...

los más imbéciles entre los imbéciles en España llegan lejos en la política, aúpados por el pueblo, feliz de revolcarse en el estiércol que nos dispensan.
Dani