W.S.MAUGHAM

He tenido la suerte de toparme con Maugham desde hace un par de semanas y la verdad es que estoy encantado. Sólo he leído de él "El velo tupido", una novelita corta romanticona, un poco ñoña y trivial si me apuras pero cojonuda en definitiva. La típica historia que desde que la empiezas no puedes dejar de leerla a cada momento; ahí me tenías leyéndola a la par que engulliéndome un potaje, paseando a los perros, esperando el ascensor,etc. Todo el santo día con la novelita de marras en la mano izquierda, absorto como un tonto.

Ahora estoy con "El filo de la navaja", una de sus obras más conocidas, y aunque sólo llevo unas cien páginas (de un total de casi 400), no me está decepcionando en absoluto. No sé que tiene este escritor que aunque cuenta cosas banales de personas anónimas, te engancha desde el primer momento. Se lee muy fácil, muy fluido y cuando te das cuenta es la una de la noche y no tienes más que aparcar el libro en la mesilla si no quieres quedarte pegado a las sábanas la mañana siguiente.

El caso es que desde hace tiempo tenía ganas de meterle mano a Maugham (léase Morm en english) gracias al gran Dani Ruiz y su blog, y a la buñolera del pueblo. Sí, la que vende buñuelos en la plaza del pueblo. Un día trabamos conversación en mi abrevadero favorito y no sé cómo acabamos hablando de Maugham. Me dijo que era un gran conocedor de la mente humana. Y es verdad, Maugham desnuda la mente humana como pocas veces lo he visto antes. A veces te ves reconocido en alguno de sus personajes y no puedes más que ruborizarte y no decírselo a nadie para que no descubran tus puntos débiles.

El caso de la buñolera es curioso; aparte de mi parienta, he conocido a poquísimas personas con un bagaje cultural tan amplio y variado. Entre buñuelo y buñuelo, se ha zampado las obras completas de Dickens, Dumas, Galdós y por supuesto, nuestro autor de hoy. Con el cine y la pintura también se atreve. En mi vida lo hubiera dicho de esa chica que tiene un puestecito ambulante y que pasa las largas tardes de invierno despachando cuatro buñuelos mal contados a los escasos viandantes que se atreven a salir bajo la lluvia pertinaz. Me recuerda a una novela que se publicó hace poco y que no recuerdo el nombre donde la protagonista era una humilde portera de un edificio de gente adinerada, y entre fregonazo y escobazo, leía a Kafka, Schopenhauer, Kierkegard y peña del estilo.

Por lo visto Maugham tuvo éxito pronto con sus novelas, y a los veintytantos ya tenía mony suficiente para viajar por todo el mundo. Británico nacido en París, dominaba ambas lenguas a la perfección lo que le permitió entenderse sin problemas con la gente de los lugares que visitaba durante la primera mitad del S.XX. Homosexual fuera del armario,su falta de prejuicios, elegancia innata, flema británica y urbanidad francesa se ven reflejados en su obra que, por suerte, estoy yo desvirgando ahora.