DE MAMAZOS VA LA COSA

Ahondando en el delicioso librito del Sr. Marliani descubrimos un hecho que es poco conocido y que da una medida exacta de la locura de una época y de la autodestrucción en la cual España se vio envuelta gracias a la maldad, ineficacia y ruindad de su clase gobernante con Godoy y Carlos IV a la cabeza.

Se trata de la completa destrucción de dos barcos de línea españoles entre si: sí, tal y como suena, dos barcazos españoles de los más grandes de la época, el San Hermenegildo (SH) y el Real Carlos (SC).

La tragedia comienza cuando España, aliada de Francia merced a unos pactos suicidas que nos obligaban a estar bajo el yugo francés y, por consiguiente, en guerra contra Inglaterra, acoge a una flota francesa en Algeciras perseguida por los ingleses. Éstos, furiosos y osados, se metieron demasiado en el puerto, a tiro de las cañoneras del mismo, y sufrieron la pérdida del navío Aníbal.

Los franchutes, acojonati por los ingleses de Gibraltar, exigen socorro de la escuadra española amarrada en Cádiz, y allí que acatamos prestos las órdenes de los franchutes como buenos perritos falderos. Y todo en una guerra continental entre England y la France que , a nosotros, ni nos va ni nos viene.

El caso es que la flota española se arrima a Algeciras, una flota de cinco navíos y una fragata al mando del teniente D. Juan Joaquín Moreno. Por descontado, los franceses reciben en Algeciras todo lo que necesitan, desde bastimentos hasta mamazos, no por parte de las putas que hay en cada puerto,sino de los marinos españoles no vaya a ser que Napo se entere y se enfade.

Sale la escuadra combinada de Algeciras, los franchutes más tranquilos ahora con la ayuda española, y los ingleses, con Gibraltar al lado, pisándoles los talones. Al almirante inglés, Saumarez, cabreado por la acción previa, en una noche oscura como boca de lobo se le ocurre meter un navío muy velero entre los dos grandes navíos españoles, los arriba mencionados, el RC y el SH. Dos barcazos de 112 !! cañones, tres puentes, 1000 jipis por barco, la creme de la creme de la flota no sólo española, sino mundial. Este barquito inglés, el Soberbio, silencioso y con todas las luces apagadas, una vez entre los dos mastodontes españoles, les lanza una andanada a cada uno por babor y estribor y se larga a toda vela. Los dos barcos españoles, sorprendidos, se empiezan a bombardear uno al otro!!! pensando sin duda que estaban castigando severamente al enemigo inglés. El RC, en llamas, se acerca al SH, el cual no rehúsa el combate y se prepara para el abordaje, todos los tíos en la cubierta, con cuchillos en la boca, la pistola humeante, jurando en arameo; cuando los dos barcos se tocan, penol a penol, el fuego pasa al SH, y es entonces cuando se dan cuenta del tremendo error que acaban de cometer, del ridículos más espantoso que han visto los mares. Pero es demasiado tarde, y en un santiamén los dos buques explotan mandando a los cielos, junto con los trozos de los dos estupendos barcos, las vidas de dos mil criaturas inocentes. Sí, has leído bien: 2000 tíos de carnaza para los pargos del estrecho, justo enfrente de Punta Carnero, cerquita de Tarifa.

¿Qué más se puede decir? Si ya es triste que un barcazo de esa índole, una obra de arte de la ingeniería se vaya a pique hundido por un enemigo, no hay palabras para expresar la tristeza, desazón y ridículo en el que dos barcazos españoles se aniquilen entre ellos mientras los enemigos los observan a prudente distancia riéndose a carcajada limpia.

Este es sólo una las consecuencias de la alianza a la que nos condujo El Príncipe de la Paz, sometidos a los designios de Napoleón en su odio hacia Inglaterra, donde vendió el pellejo de millones de españoles mientras él se aseguró muchos títulos nobiliarios para asegurarse una buena vejez.

Qué lástima que no hubiera una revolución en España como la francesa, con una guillotina bien afilada para ajusticiar a personajes como Godoy, Carlos IV y Fernando VII y así salvar millones de vida de españoles inocentes.