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Friday, January 27, 2006

LUIS, "EL ULTRA"

Este chico la verdad es que engaña, porque aunque alto y fuerte (lleva toda la vida currando de albañil, y eso, os aseguro que da más músculos que un gimnasio), es bien parecido: rubio, ojos azules, mentón prominente y una cierta seguridad en sí mismo que le hace atractivo para muchas mujeres. Pero digo que engaña porque a pesar de su cara de buen chico, Luis es muy violento, extremadamente violento. El que no lo conoce, nunca podría imaginar a qué extremos de violencia puede llegar este chico, que no se arredra ante nada ni nadie y que o bien no conoce el miedo o lo disimula muy bien (aunque yo, que llegué a tener cierta amistad con él, me inclino por lo primero).
En realidad, esta violencia siempre la ejerce en defensa propia, o sea, él nunca empieza una refriega, pero a veces la respuesta que da es totalmente desproporcionada con la ofensa; por ej. si alguien le dice algún piropo a su novia o le toca el culo, Luis, ni corto ni perezoso, le lanza un mamporro con su manaza o le pega un cabezazo en el tabique nasal (habiéndole avisado previamente con un escueto:" tienes el tabique nasal roto").
Esta violencia la ejerce de forma natural, sin temblarle el pulso lo más mínimo, como si él sólo confiara en su propia justicia, y una vez acabada, se queda satisfecho, sin remordimientos, contento de sí mismo y de que se haya hecho justicia.
Luis se atreve con todas las razas, etnias, sexos y religiones: gitanos, punkies, heavies, skins, para él son todos iguales, personas que también tienen sus puntos débiles y sus miedos y que él sabe aprovechar muy bien. Incluso si hay navajas de por medio, él,que siempre va desarmado, no se arredra, y esperará su momento para ajustarle las cuentas al contrario.
Recuerdo varios casos (entre otros muchos) en los que Luis hizo gala de su peculiar "forma de arreglar los problemas": ante un gitano malencarado por una discusión de tráfico, en un bar de Navarra donde intentaron acojonarnos simplemente por ser del sur ( yo ciertamente lo estaba, pero Luis cogió al camarero por la solapa y le espetó con su vozarrón a dos cientímetros de la cara:"un mierda como tú no nos acojona a nosotros"; os juro que a partire ese momento nos dejaron en paz), y luego se colocó de "segurata" en uno de los peores garitos de su ciudad propiedad de su cuñado donde él, fumador de porros (y de otras cosas) donde los haya, sacaba a puntapiés a todo tío que se atreviera a fumarse un porro dentro del bar porque no quería que el ayuntamiento le cerrase el bar a su cuñado.
Yo, cobarde donde los haya, admiraba ( y admiro) a este chaval por su valentía, por su pronta y eficaz respuesta ante una ofensa, sin miedo a las represalias (sean de quien sean) y estaba seguro de que este tipo en tiempo de guerra habría sido un héroe o de que si esa valentía estuviera bien encauzada podría haber llegado lejos. Pero ni una cosa ni la otra, así que nos tenemos que conformar con la peor versión de Luis, adicto a todo tipo de vicios a pesar de su diabetes galopante, rebelde, golfo, insobornable y a la vez educado y caballeroso que lo hacían tan encantador a las madres de sus amigos.

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