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Wednesday, January 18, 2006

Pepe vino hace unos meses de un pueblo de la Andalucía profunda para trabajar en la costa; es un caso como el de tantos otros, en el que los chavales jóvenes huyen del deprimido interior para buscar mejores oportunidades en la abarrotada y atrayente costa. Pepe no tiene estudios, y es algo que se nota nada más tomar contacto con él. Su vocabulario es muy reducido, básico diría yo, ya que se expresa como un niño normal de unos ocho o diez años.
La primera impresión que te produce Pepe es su enorme humanidad, traducida en 1.90 de estatura y en unos 130 kg de peso en canal. Debido a su peso y a unas vegetaciones (que según le dijo un médico a Pepe cuando era un crío que con el tiempo desaparecerían), tiene enormes dificultades para respirar, y el simple hecho de subir diez o doce escalones le produce asfixia.
Los mayores placeres de Pepe son, por este orden, la comida, las mujeres y el dormir; yo diria que ocupan el 90% de sus inquietudes, dejando el 10% restante para el fútbol, el trabajo y qué sé yo más.
Con respecto a las mujeres, a Pepe le gustan todas, pero especialmente las viudas.Cuando sale de trabajar por la mañana temprano( ya que trabaja durante la noche), busca desesperadamente a un acompañante para ir a la última hora de una conocida discoteca de la ciudad muy frecuentada por señoras que seguramente han conocido tiempos mejores. En el fondo es muy tímido con las mujeres( quizás debido a su mente infantiloide), pero si el acompañante rompe el hielo, él se lanza a la carrera y aburre hasta a las ovejas.
Pepe padece de esa rara enfermedad(aunque él no lo sabe) que se llama la apnea del sueño; en las largas noches de invierno en las que Pepe y yo nos acomodamos en el sofá de nuestro lugar de trabajo, esas noches en las que hay poquísimos clientes y nada que hacer, Pepe se queda dormido hablando, fumando e incluso de pie. Aunque el sueño no tiene nada malo en sí mismo, si lo tienen los ronquidos, que en el caso de Pepe son escandalosamente audibles y desagradables. Otro de los "defectillos" de Pepe son los pedos, que él los suelta sin decir nada y sin hacer ruido pero que "cantan"enseguida.tos casos cuando me saca de mis casillas y me gustaría estrangularlo, pero siempre me contengo y le sugiero educadamente que se reprima, que no está solo; él me mira como a un bicho raro,como si lo que acaba de hacer fuera absolutamente normal,y su única reacción es soltar una risilla más propia de un ratón que de un ser humano.
Pepe lleva muy mal lo de la ley antitabaco, aunque peor lo llevo yo que no fumo y "esnifo" todo el humo que echa, que es mucho; de media, una cajetilla de cigarros por noche. Sus caladas son tan prolongadas e intensas, que un cigarro no le dura más allá de la segunda calada.
Pepe ahora está de baja laboral, y la verdad es que no lo echo de menos, aunque para cumplir el papel lo llamé por teléfono y le pregunté por el motivo de su baja( ya me habían dicho que era un esguince de tobillo producido al bajar unas escaleras), a lo que él, con su simpleza habitual, se limitó a contestar:"me e escurrío".

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