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Tuesday, August 31, 2010

DESDEMOCRACIA


La falta de democracia en este santo país es alarmante y ya empiezo a considerar seriamente que no tenemos una democracia, sino algo que intenta serlo, un quiero y no puedo, un aborto que ve su vida prematuramente cercenada . Creo, sinceramente, que la culpa es de los españoles, de la inmensa mayoría de ellos, que somos los que conformamos esta nación y los responsables de lo que es España.
Por una parte tiene lógica mi razonamiento si tenemos en cuenta la poca tradición democrática, el corto trayecto que llevamos recorrido. Sólo desde 1978, poco más de 30 años, llevamos oficialmente bajo la tutela de la institutriz llamada "democracia"; porque hasta lo que mis conocimientos de historia alcanzan, nunca hemos tenido un marco democrático como el de ahora, ni durante las diferentes repúblicas (por mucho que digan los iletrados de la progresía oficial que lo fue la 2ª República) ni durante el breve período ilusionante de "La Pepa".
Qué diferencia y qué sonrojo la comparación con esos países donde la democracia es algo consustancial a su modo de vida como aquí lo podría ser que sé yo, el arroz con leche.
Donde más se nota la la escasez de democracia es en los ciudadanos de a pie, que imbuidos de un acervo de cientos de años de desdemocracia (si se me permite la burrada) insertados en el código genético, cuando ven a un políticucho local, corren a besarle la mano tal y como hacían en mildoscientos y pico sus antepasados cuando veían al gran Jaime I. Éstos desgraciados ven en el politicucho de turno a un semidios, a un héroe de la Grecia clásica como Cástor o Pólux y por eso le besan la mano, con los ojos humillados y la espalda un poco encorvada, a modo de reverencia. El politiquillo, sabedor de su importancia, conocedor del efecto que produce en la chusma, se deja hacer, y alza la mano como hacían los prelados durante la dictadura franquista. Se deja besar el anillo, viendo al miserable que humilla los ojos y que tal vez le musita, sumiso :"¿qué hay de lo mío?", deseoso de recibir una prebendita, sea una escoba para barrer las calles para su niño o una pala para arrimar arena para el marido sabiendo de que por un par de horas de trabajo efectivo se lo va a llevar crudo a fin de mes.
No ven al político como es, un igual a sueldo nuestro, al que hay que vigilar, fiscalizar, controlar hasta el último céntimo que gasta o malgasta, desde que se levanta hasta que se acuesta para que no alargue la mano, que la tienen muy larga y se les van los dedos hacia los dineros de todos. En cuanto malverse un céntimo, apande un euro, erre en una decisión, el politiquillo de turno debería ser primero puesto de patitas en la calle, segundo sometido al escarnio público ( qué lección la de bañarlo en alquitrán y emplumarlo), y tercero y no menos importante, juzgarlo severamente y que purgue sus pecados en el talego durante muchos años, que hay mucho ladrón con cargo político campando a sus anchas por ahí.
Otra señal de desdemocracia es la opulencia, tan propio de los caudillos arábigos y herencia que quedó entre nosotros; el califa Griñán, incómodo en sus dependencias palaciegas por su falta de espacio, ha decidido ampliarlas a cargo ¿adivinan de quién?. Y, como buen reyezuelo moro, propio de las mil y una noches, no ha reparado en gastos: lo mejor de cada sitio, hasta ¡mármol de Carrara, con el buen mármol que hay en Macael!. Lámparas que por su precio debería salir un geniecito al frotarlas, cocinas que ríete tú de las de IKEA, y así hasta el infinito, como el lujo del que se ha rodeado el califa andaluz tan amigo del morito. Y mientras tanto, Andalucía, con su ejército del millón de parados con problemas para llegar a fin de mes, con su nada pequeña legión de funcionarios chupando de la teta exprimida del tesoro público, mirando para otro lado como un torero haciendo el paseíllo en Las Goyescas. Y luego, en las próximas elecciones ganarán otra vez, ¿te apuestas algo?.¿ Tenemos lo que nos merecemos o no?.
Por comparar, el premier británico, ése muerto de hambre de ese país que no saben de democracia ni de ná, tiene una casita adosada en el 10 de Downing St. donde no dormiría ni el perro de Griñán.

2 comments:

Anonymous said...

(fantasía futurista)

creo que estos incómodos intermediarios tienen los días contados con la tecnología, en cuanto se nos inflen las narices lo suficiente. Realmente ¿Qué nos impide, con un DNI y un ordenador, ser cada uno de nosotros un parlamentario y procesar millones de votos en tiempo real para cada decisión importante sobre este país?

La 'democracia' no dejará de ser por ello la dictadura del pueblo, en un triste país con mentalidad de ladrones. Pero al menos los intermediarios no se pegarán la gran vida a su costa.

Praschcu

danicurri said...

¿piensas que los políticos, que son los que manejan el cotarro, van a promover cualquier cosa que los mande a la cola del paro? lo dudo; si acaso, harían lo que fuera para trabajar todavía menos, cosa ya difícil, y seguir cobrando igual o más, porque se creen imprescindibles los muy idiotas.