QUÉ BOCHORNO

Qué bochorno ser español, por el amor de Dios. Peor no se pueden hacer las cosas. Ni queriendo. El ridículo más espantoso se ha hecho y se sigue haciendo. Qué vergüenza más grande.

El dicho dice: "se coge antes a un cojo que a un mentiroso" y no podría ser más acertado. Es que se les ve el plumero a leguas. Mucho llenarse la boca con igualdad de género, las mujeres al poder, las "miembras" y demás paparruchadas y la ministra Aído, la flor del pensamiento europeo, se inhibe ante las tropelías cometidas contra las mujeres del Cuerpo Nacional de Policía que defienden su patria por cuatro perras gordas. Chitón. Ahora no procede defender la dignidad de la mujer, ni su profesionalidad ni nada. Ahora toca escurrir el bulto, meter la cabeza debajo del ala y hacerse el longui hasta que pase la marejada. Ya vendrán mejores ocasiones, mejores púlpitos desde los que lanzar arengas, soflamas magistrales del pensamiento mundial a la altura de Voltaire o Diderot.

Luego está el califato andaluz, con el califa a la fuga Chávez y su Caid Griñán, tan amigos del reyezuelo moro al que han visitado tantas veces y han legitimado tácitamente. Un dechado de virtudes democráticas, tanto el morito como sus sirvientes andaluces. ¿Qué recibirán a cambio por ser tan complacientes con el moro?. Y ellos venga dinero de los andaluces para el sultancito, para que se pueda comprar otro barquito u otro Bentley. Con el hambre que pasamos aquí en Andalucía. Venga a derrochar dinero de todos, que según ellos no es de nadie. Supongo que los dictadorzuelos se reconocen entre ellos y se caen bien. Afinidades varias, Dios los cria y ellos se juntan.

El remate lo ha puesto el Napoleón leonés, esa mezcla entre Churchill y Lincoln, ese estadista de talla mundial pasmo de todas las naciones, envidia de todas las culturas y países que, junto a su gabinete, copará el podio histórico español de personajes ilustres, dejando atrás a Carlos V, Felipe II o Carlos III. Otro que iba a trabajar en Agosto y ni se le ve ni se le espera, escondido seguramente en cualquier playa española rodeado de vigilantes para evitar que le hagan una foto en bañador. Su súper ministro Rubalcaba, que va a visitar al morito en lugar de a Melilla, no vaya a ser que se nos enfade el moro y nos monte una algarada. El gran ministro Desatinos, gran cómplice de las democracias cubana, venezolana y mora, siempre dispuesto a poner un poco de vaselina allí donde haga falta.

Y los melillenses, desamparados, dejados de la mano de Dios. Como al moro se le ocurra ocupar Melilla, a tomar por culo la ciudad autonóma. Nos quedamos sin ella. Me molestaría no por patrioterismo trasnochado, sino por los melillenses, que quieren ser españoles. Los pobres. Que desgraciados, querer ser españoles, un país tan ingrato. Aunque siempre será mejor que Marruecos. Pasa como con Gibraltar, que es inglés y debería ser así hasta que sus ciudadanos se consideren españoles, cosa que ni ocurre ni va a ocurrir en un futuro muy muy lejano.

Ha tenido que ser el gran Aznar, ese señor tan facha, que realizó acciones imperialistas como la protección de territorio propio ante las intenciones ecologistas de los moritos, que visitó Melilla como presidente un par de veces (al igual que su majestad el Rey, ése otro residuo imperialista) con el sólo objetivo de enfadar al sultancito, ha sido Aznar decía, el único que con dos cojones, con sentido de estado y con consideración al pueblo de Melilla el que se ha plantado en la ciudad, y les ha dicho cosas tan fachas como que no están solos, que todavía hay españoles que les apoyan y que no se dejen arredrar por el morito faltón.

¡Ah! y Rajoy, todavía sopesando qué hacer, deshojando la margarita: voy a Melilla, no voy a Melilla, voy a ...