My Blog List

Monday, May 18, 2009

El pelota profesional

Todo el mundo conocemos como mínimo a uno; un primo, un cuñado, una amiga, un compañero de trabajo, etc. Quizás querídisimo lector te reconozcas a tí mismo.
Es una especie que abunda mucho en España, dada nuestra condición ruin y trepa, lo que no he podido concretar es en qué género ocurre con más frecuencia; creo que se reparte por igual 50/50, aunque cualquier sugerencia por parte de cualquiera de los millones de lectores que tengo será bienvenida.
Cada idioma tiene las palabras que necesita, y, cuanto más se dé un hecho concreto, mayor número de sinónimos se crean para definirlo; me explico: los esquimales tienen 16 palabras distintas para nombrar el hielo y ninguna para amor. Es lógico porque viven entre hielo y a lo largo de los siglos han distinguido entre los distintos tipos de hielo para cazar, construir iglús, etc. Por lo visto no son nada románticos y van al directos al grano, nada de cenitas a la luz de las velas mientras suena Tracy Chapman de fondo en el cedé, por eso no tienen ninguna palabra que designe esa cosa etérea que vuelve a los hombres y mujeres tarumbas, y que ha derrocado imperios desde el principio de los tiempos que se llama amor, amore, love,etc.
Tras este largo y pesado introito voy al quid de la cuestión: ¿ cuántas palabras tenemos en español para designar lo que la Real Academia de la Lengua conoce como adular y la gente de la calle como pelota, lameculos, pesebrero, paniaguado,etc? Seguro que a tí querido lector se te ocurre alguno más que a mí se me escapa ahora mismo.
¿Porqué tenemos tantos sinónimos para designar esa acción? ¿será por lo mismo que les pasa a los esquimales con el hielo? cuando algo se da muy a menudo, pasa a cada momento en todos los órdenes de la vida, hace falta más de una palabra para designarla.
El/la pelota estándar es básica y primordialmente inasequible al desaliento; no se cansa nunca de comer el culo del jefe/a, de reirle las gracias (aunque sean malas de solemnidad), de escucharle durante horas aunque por dentro esté hasta los huevos/ovarios, etc.
El/la pelota innato se pega al jefe como el mosquito a la luz y no se separa hasta que consigue lo que quiere; el/la pelota profesional en la cena de Navidad de la empresa se las apaña para sentarse al lado del jefe y de salir en la foto junto a él con una gran sonrisa que muestre lo orgulloso que está de estar al lado de su jefe/a; el/la pelota fetén siempre le da la razón al jefe, nunca le lleva la contraria; el pelota auténtico le ríe las gracias al jefe con una sonrisa estruendosa, como de solterona de los 60  que busca novio entre la soldadesca, que hace abochornarse a los que están a su lado; el/la pelota entusiasta indaga entre los compañeros información confidencial para luego contársela al jefe y así ganar puntos en el pelotómetro.
El/la pelota a tiempo completo queda con el jefe después del trabajo para tomar café, para ver la nueva casa o el nuevo coche del jefe.
Para que la simbiosis sea perfecta el jefe debe colaborar; como los toros, para que haya una buena faena, un buen torero necesita un buen toro que le haga lucirse; con el pelota pasa tres cuartos de lo mismo, si el jefe no acompaña, no se deja pelotear, la faena no sale redonda. Por eso se hace imprescindible un jefe cateto, con malas ideas para que el pelota luzca todo su esplendor y magisterio.
Odioso ¿verdad? pues es lo que hay en este país; posiblemente en otros también, pero como he viajado poco, no puedo opinar.

No comments: